‘He aprendido a lidiar con el dolor’

A Héctor Ávila lo han intentado asesinar en tres ocasiones
  • lunes 14 de abril de 2014 - 12:09 AM

TRAYECTORIA

Héctor Ávila, dirigente comunitario de El Chorrillo, es un ‘típico’ viejo con arrugas marcadas en su rostro.

A sus 67 años, ha tenido una vida mixta. Experiencias dulces y muy amargas y es uno de esos hombres ‘catriboleados’.

En sus años mozos, fue boxeador y futbolista de talla internacional. Saboreó mieles del éxito, mas no dinero.

En los últimos años, la muerte le acecha. A Héctor le han asesinado a dos hijos y tres sobrinos. Además, en cuatro ocasiones lo han intentado asesinar. Por eso, le hacen falta más de tres dientes; si no, pregúntenle a los policías, que se rotan, para custodiarlo las 24 horas del día.

Aún así, él lleva una vida normal como cualquier hombre de su edad. El Siglo conversó con Ávila y le preguntó cómo hace para escapar todos los días de la muerte.

El Siglo (ES): ¿Cómo ha hecho para asimilar la muerte de sus seis familiares?

Héctor Ávila (HA): Son cinco no seis. Desde que perdí a mi tía y a mi abuela, la vida me ha enseñado a lidiar con este dolor. Dios sabe por qué hace las cosas. (Se le aguaban sus ojos).

ES: ¿Cómo va el caso de su hija Elidia Ávila, a quien asesinaron en Veracruz, recientemente?

HA: No sé que esperan para llamar a juicio a ese hombre que la asesinó. Ellos, en Fiscalía, tenían que autorizar rápido la prueba de pólvora en las manos para que se dieran cuenta que fue él.

ES: ¿Cuál es su rutina?

HA: Me levanto a las 5:30 a.m. Llevo a mi sobrino a la escuela y luego a mi esposa al trabajo en Balboa. Tres días a la semana, a eso de las 7:00 a.m., corro en el Administration Building. Después, cojo mi cinco. Duermo y cocino algo. Yo soy el cocinero de la casa.

ES: ¿Por qué la Policía lo custodia? ¿No lo estresan los uniformados?

HA: Una institución de Inglaterra presionó al PRD de Martín Torrijos para que se me diera seguridad personal. Si yo llegara a morir, demandarían al Estado por una cuantiosa suma. Él (policía) no me estresa. Incluso, cocino para él.

ES: ¿Por qué lo han intentado asesinar tantas veces?

HA: Yo siempre fui un líder de El Chorrillo. Reiteradas veces denuncié los abusos y a los pandilleros que controlaban este sector, por eso se ensañaron contra mí. Nunca me ha gustado el abuso. Me molesta que estos ‘maliantitos’, que no saben ni quien soy, tengan que atentar contra mi persona, pero gracias a Dios, estoy vivo.

ES: Sobre el último atentado ¿qué pasó?, Cuéntenos.

HA: Un ‘pelaito’ de Vietnam 23 me disparó en la espalda y en la mejilla. Me tenía listo para meterme un tiro en la cien, pero lo falló. Recuerdo que me tenía apuntado con el cañón caliente en la cabeza. Yo dije en ese momento: Dios, perdóname, mientras me molestaba porque esa ‘mierdita’ iba a acabar con mi vida. Después le llegó su merecido, porque él estuvo involucrado en el accidente de hace unos años en la Cervecería. Creo que quedó lisiado porque ya no se ha habla aquí de él.

ES: ¿Qué hacía de joven, a qué se dedicaba?

HA: Nací en la casa de Piedra. Era vecino de Durán. Yo llegué hasta tercer año, porque en ese tiempo era duro estudiar. Estaba en el Richard Newman. De joven, tenía mi trabajo allí con los pescadores. Me hacía 5, 8 o 10 dólares al día que eran buenos. Después, me dediqué al fútbol y siempre fui un líder de masas.

ES: Dicen que usted duerme con pistola... ¿Eso es verdad?

HA: No. Yo sí ando con mi calibre 38, pero normal, tampoco es que duermo con ella.

ES: ¿En la invasión fue exiliado?

HA: Sí. Me llevaron a Quito, Ecuador con mi familia. Me protegían por las denuncias que yo hacía. Allá me daban una pensión. Después de la invasión, regresé a mi Chorrillo.

ES: ¿Ha pensado mudarse de El Chorrillo?

HA: No me voy a mudar, llevo 67 años aquí y me quedaré hasta que Dios diga.

ES: ¿No tiene miedo que lo maten?

HA: No. Yo seguiré en el barrio. Quiero llegar hasta los 75 años, no más. Porque después de esa edad, uno se convierte casi en una carga para los familiares; por eso, hasta los 75 quiero vivir.

ES: ¿Qué le gusta Héctor, cuáles son sus placeres?

HA: La comida, específicamente los mariscos. Es un gran deleite. El sexo y el fútbol también. A mí el fútbol me mantiene feliz y contento, eso le cambia el sentido a mi vida y por eso sigo firme.

Muertes no son todas atribuidas al pandillerismo

‘No es un peligro, pero siempre hay que estar alerta’, comentó uno de los policías que custodia a Héctor Ávila y quien pidió no desvelar su identidad.

En el barrio de El Chorrillo todos lo conocen y saben que si los policías no están en las afueras del apartamento él no está, dijo una de sus vecinas.

Fuentes policiales informaron que no todos los crímenes de la familia Ávila están relacionados con rencillas que mantuvo el dirigente comunal con pandillas como Bagdad o Pentágono. Parte de los asesinatos tienen como móvil rencillas con personas que no estaban en bandas.