Política

La política no es un abstracto, sino un examen del modo en que los ideales, las leyes, las costumbres y las propiedades se interrelacionan con la realidad. Se trata del arte de gobernar. De allí, a que alguien en Panamá se crea un erudito de la interpretación política, no lo exime de la premisa de que vive en un país gobernado por Benicio Robinson y Gaby Carrizo. Al momento de comprender esto, podemos tratar de interpretar las razones de por qué pasó algo así en un país como este.

La gobernanza de Benicio data de mucho antes de la llegada al poder de la dupla Cortizo-Carrizo, ya que el entramado político podría tener un canto más largo de lo que se cree. En un país presidencialista, el órgano Legislativo podría explicar muchas cosas relacionadas con esta forma de gobernanza, por no decir que el órgano Judicial también ha comenzado a tejer su propio mantel en la mesa grande, para dejar ser parte del menú y convertirse en un comensal más.

Es imperante comprender que todo lo que pasa y deja de pasar políticamente en Panamá, sucede por el control que tiene el PRD. Los tres órganos del Estado están concentrados en un mismo poder; lo que haría que, aun perdiendo el control del Ejecutivo en mayo, una mayoría en la Corte Suprema de Justicia, garantizada por la presión del Legislativo, posibilitaría el control del hemiciclo, comprometiendo al próximo presidente con la facultad constitucional que tiene la Asamblea de nombrar al nuevo contralor.

El próximo 5 de mayo los panameños y panameñas elegirán a un nuevo presidente, sin comprender que, como ha ocurrido en los últimos quinquenios, lo que elijan será un rehén más de la Asamblea Nacional, incluso de la Corte Suprema de Justicia si se apuran.

¡Dios los crea y el diablo los junta!

Periodista