Viven atados a los fármacos de por vida
- domingo 25 de mayo de 2014 - 12:00 AM
PADECIMIENTO
Viven condenados a tomar medicamentos todos los días.
No importa si se es niño o adulto, los fármacos son para los pacientes epilépticos una regla de vida.
En Panamá, 60 mil personas padecen de epilepsia; de estos, entre 400 y 500 son pacientes del Hospital del Niño (HN).
‘No importa la edad, toda la vida van a tomar los mismos medicamentos’, expresó Carmen Baez, jefa del Departamento de Neurología del HN.
Según Baez, la cantidad de medicamentos que tome cada persona dependerá del tipo de epilepsia que padezca.
Para controlar las convulsiones, algunos pacientes toman una sola pastilla, mientras que otros, hasta cinco diariamente.
De acuerdo con Baez, entre los infantes que se atienden en este centro hospitalario, el 10% tiene epilepsia refractaria, la cual se considera una de las más graves, pues no se puede controlar fácilmente con medicamentos.
La doctora aseguró que la epilepsia refractaria a los fármacos solo se llega a controlar a través de una cirugía.
En el país se han realizado 20 cirugías de diferentes tipos de epilepsia en los últimos cinco años.
Estas le han mejorado la calidad de vida al paciente, indicó la jefa de Neurología del HN.
Las últimas seis operaciones se realizaron en agosto de 2013. En estas participaron médicos del HN, con el apoyo de neurólogos de Estados Unidos y Argentina.
Esta operación tiene un costo de $250 mil por paciente en el exterior; no obstante, las seis que se realizaron el año pasado en Panamá, costaron $30 mil.
Baez indicó que actualmente 750 pacientes son candidatos para ser intervenidos.
Resultados
Desde que Isabeth Bravo, de 8 años, fue sometida en el 2013 a una cirugía para controlar la crisis de convulsiones, su rutina cambió totalmente.
En un día, Isabeth llegaba a tener hasta 100 convulsiones que le impedían jugar con niños de su edad y estudiar.
Yarisel Gil, madre de Isabeth, contó que después de la operación a la pequeña solo le da una convulsión al día.
A Isabeth, las primeras señales de epilepsia se le manifestaron cuando apenas tenía cuatro meses de nacida. La niña no podía hablar ni caminar, recalcó.