Sus tres perros, su única compañía
- domingo 19 de junio de 2011 - 12:00 AM
T res perros se han convertido en los únicos amigos de *Jesús Castillo*, quien tiene 90 años, y en los últimos 50, ha celebrado el Día del Padre sin más compañía que ellos.
Castillo fue abandonado por sus hijos en su residencia ubicada en El Naranjal, en la comunidad 18 de Abril, corregimiento de Pedregal. Debe caminar tres kilómetros para llegar a su casa, pues ningún transporte entra hasta allí.
Al recordar su pasado, los ojos se le llenan de lágrimas. Él, que dedicó tantos esfuerzos a sus hijos, ahora vive en una profunda soledad, abandono que comparte con sus tres amigos caninos en un cuarto de madera podrida de la residencia que ya no le pertenece.
Rodeado de cuatro paredes llenas de hongos producidos por la humedad, no le afectan los mosquitos, pues -según contó- los murciélagos que viven colgados del techo se alimentan de esos insectos.
Durante gran parte de su vida, Castillo se dedicó a atender su negocio de venta de camarones, tilapias, patos y otros.
En el terreno de 20 hectáreas en que reside, los asaltantes se han aprovechado tres veces de su abandono para robarle unas cuantas monedas que le sobran del programa ‘100 a los 70’. Con esto sobrevive el que fue un hombre orgulloso y autosuficiente.
Su ahijado Mayito Rivera y un vecino le dan comida.
Castillo comentó que se casó con la persona que más ha amado en su vida, pero cegado por el amor traspasó sus propiedades a nombre de su esposa, quien lo abandonó años después. Sus hijos tampoco quieren saber de él.
Él dedicaba gran parte de su tiempo al cuidado de la finca en donde actualmente reside, esta tenía un lago artificial y otros atractivos. Para el mantenimiento pagaba 600 dólares. Hoy, todo es recuerdo y temor porque sabe que en cualquier momento podría ser desalojado.
Rivera, el ahijado que lo ayuda, dijo a El Siglo que es muy triste la manera en que algunos hijos abandonan a sus padres, pues se les debe respetar como dice el cuarto mandamiento: Honrarás a tu padre y a tu madre.
Actualmente, dos de sus hijos son reconocidos en el mundo profesional. Uno de ellos tiene una alta posición en una empresa que vende pollos y el otro es dueño de una publicitaria.
Talvez, al anciano le quede poco tiempo de vida, dada su avanzada edad, pero no siente rencor hacia quienes lo abandonaron. Con tristeza dijo que ‘yo fui el apoyo de mis hijos cuando estaban pequeños, y ahora que los necesito, quisiera que fueran mi soporte’.
*Nombre ficticio.