El cacao que cambió la vida de Aleida: una historia de esfuerzo y sabor
- viernes 24 de octubre de 2025 - 3:40 PM
En la comunidad de La Boa, en el corregimiento de Salto Dupí, Comarca Ngäbe-Buglé, el aroma a cacao tostado anuncia que el día ha comenzado. En una pequeña huerta rodeada de verde, Aleida Montezuma, de 44 años, transforma con sus manos las mazorcas de cacao en un chocolate artesanal que se ha convertido en símbolo de esfuerzo y esperanza.
Aleida es una de las 6,896 mujeres beneficiarias del Bono Alimenticio Nutricional de SENAPAN, programa que forma parte de las Transferencias Monetarias Condicionadas del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES). Gracias a esta iniciativa, miles de familias panameñas en situación de pobreza han encontrado una oportunidad real para emprender y generar ingresos sostenibles.
Hace cuatro años, Aleida decidió apostar por el cacao. Con paciencia y dedicación aprendió a cultivar y procesar granos de excelente calidad. Su proceso es completamente artesanal: cosecha, fermenta, seca, tuesta y muele los granos hasta convertirlos en una pasta aromática que luego moldea en barras de chocolate.
“Con SENAPAN aprendí a producir cacao y a cuidar mejor mi tierra”, cuenta con orgullo mientras revisa las semillas que pronto serán parte de una nueva tanda. Gracias a las capacitaciones del MIDES, aprendió a preparar abono orgánico utilizando restos vegetales y compost, lo que mantiene sus cultivos libres de pesticidas y más saludables.
El cacao se ha convertido en la principal fuente de ingresos para su familia. Junto a su esposo, Osvaldo Talín, Aleida vende barras de chocolate a dos balboas, un ingreso que les permite cubrir los gastos escolares de sus tres hijos, de 19, 15 y 13 años. “La tierra es la mejor inversión”, dice convencida, con una sonrisa que refleja su orgullo.