‘Cuando hay corrupción sufren los residentes', Gabriel Groisman

El alcalde de Bal Harbour, Miami, Florida, no da espacio para las trampas en el muncipio
  • lunes 13 de junio de 2022 - 12:00 AM

Gabriel Groisman, alcalde de uno de los lugares más lujosos y famosos del mundo, Bal Harbour, situado en la ciudad de Miami, Florida, visitó Panamá recientemente y aprovechamos para conocer cómo funciona su modelo de gestión. Una vez al mes, por ley, debe reunirse con los ciudadanos para tomar decisiones. Al ser la autoridad más cercana al pueblo, está consciente del impacto que tienen las inversiones o servicios de los que se beneficia la comunidad, por eso todo es transparente, se transmite por televisión, radio, Internet o de forma presencial. Groisman habla también del reciente desplome de las Chaplain Towers en el que fallecieron 95 personas en octubre de 2021.

¿Cómo garantiza una gestión transparente a la comunidad?

Lo que tratamos de hacer es manejar la administración como una corporación. Todo es muy formal, todo es público, todo requiere votos, tiene que ser abierto por ley. Nosotros lo hacemos extra, no damos espacio para que los empleados sean corruptos, si hay la excepción ocurre en niveles medios, no altos, porque estamos encima de cómo se están haciendo las cosas. Lo que es importante aquí es que cuando hay corrupción sufren los residentes. Cuando hay corrupción no vas a tener los servicios que necesitan.

¿Cómo maneja los índices de criminalidad en Bal Harbour?

Nosotros tenemos nuestra propia policía, pero el condado proporciona los fiscales para hacer las investigaciones y los jueces. Hay cuatro niveles de leyes, estatal, federal, la del condado y la de la ciudad. Cada una puede ser más estricta que la otra. Nosotros tenemos nuestras propias leyes que se tienen que cumplir, y pueden ser más estrictas que las del condado. Más que nada se recarga en las prioridades de la policía y los recursos. Nosotros no solo pagamos sus sueldos sino toda la tecnología que requieren y les damos entrenamientos. Hicimos una iniciativa hace 6 años de cómo tratar con la gente, salir de los carros, hablar con la gente, conocer la comunidad para saber cuando algo no está bien. Hay una gran independencia para manejar no solamente a la policía, es mucho más de lo que tienen aquí. Yo me ocupo de las calles, contratamos a una empresa privada que recoge la basura, los empleados de la ciudad mantienen los parques, la infraestructura y los alcantarillados.

¿Cómo se toman las decisiones en la comunidad?

Primero se toma el tiempo para hacer la decisión, hay que estudiar las cosas y analizar. Cuando hablamos del crecimiento del comercio, nosotros somos un país capitalista como Panamá, queremos que los negocios salgan adelante, pero también tenemos que mantener el balance entre el comercio y la vida residencial. Tenemos que estudiar ambos. Hubo muchas reuniones cuando se amplió el centro comercial de Bal Harbour hubo muchas reuniones públicas y votos para poder dar la aprobación y también el contrato entre la compañía y la ciudad para estar seguros de que manteníamos un balance de los requerimientos de la ciudad. Por ejemplo, ellos aportan dinero para ayudar al tráfico en la zona y cosas de ese tipo. Ellos construyeron un parque nuevo y lo que decidimos que se tenía que hacer para mantener el balance, se hizo.

¿Qué tan frecuentes son sus reuniones con la comunidad?

Una vez por mes, por ley tenemos que hacer una reunión con la comunidad. Siempre hay gente que viene, para pasar una ley al menos hay que hacer dos audiencias. Ahí todo es público, sale en la televisión, por internet o presencial. Cualquier persona del público puede hablar y tener reuniones.

¿Cuánta gente asiste a esas reuniones una vez por mes?

Depende. Muy pocas cuando no hay nada, y muchas cuando hay algo. Cuando aprobamos lo de Bal Harbour tuvimos que alquilar una sala de conferencias en un hotel porque había casi mil personas que querían participar. Cuando no hay un tema candente puede haber 15.

¿Cómo maneja la relación con la comunidad?

Se dice que los alcaldes y los asesores de las ciudades son el gobierno más cercano al pueblo y es la verdad. Las decisiones que tomamos como alcaldes afecta la vida de los ciudadanos inmediatamente. Cuando el presidente toma una decisión política puede ser algo que no le importa tanto a la gente, pero tal vez tarde o temprano los afecta. Nuestras decisiones, aunque son menos trascendentes o pequeñas, afectan inmediatamente. Lo sentimos más que nunca en la pandemia. Los primeros meses las decisiones cayeron directamente sobre los alcaldes. En la Florida el gobernador dejó sobre nosotros estas decisiones porque cada municipio podía decidir según los casos que tenía y no sobre los casos totales del Estado, sino por zonas.

Siendo un abogado exitoso, ¿qué le impulsó a ser alcalde de su ciudad?

La verdad es que vivimos en una sociedad en la que a la gente le encanta quejarse y hablar de los problemas, pero no les gusta hacer cosas para tratar de cambiarlas o ayudar. Empecé a ver problemas muy locales en la ciudad, de infraestructura, de desarrollo y fui a ver cómo estaban manejando eso en la ciudad y no estaba de acuerdo. Entonces en vez de quejarme, como lo hice por un momento, dije vamos a hacer algo y me metí. Así que decidí meterme.

Usted creció en Champlain towers, residencias vecinas a su comunidad, una de ellas se desplomó un año atrás, ¿cuál fue su colaboración como alcalde en esta tragedia?

Esa noche, en junio de 2021, me sonó el teléfono a las 2:30 am y sonaba y sonaba. Cuando lo contesté escuché a un amigo mío que me decía que su mamá estaba en el Champlain la torre sur y que se había desplomado el edificio y que ella estaba atrapada en un departamento. Yo fui para allá, llegué al edificio que está a tres minutos de mi casa. Lo que vi jamás se me va a olvidar. La mitad del edificio donde yo me crie estaba totalmente en el piso, pero lo más impactante era el silencio. No había voces gritando, había humo y silencio. Sabíamos que el edificio estaba lleno. Quiero decir que la mamá de mi amigo pudo salir, su departamento se partió en dos, ella estaba en la mitad que quedó en pie y pudo bajar. Fueron dos semanas muy difíciles. Trabajé mucho con las familias tratando de ayudar en lo que podía, había familias panameñas, puertorriqueñas, venezolanas.