Más que compañeras de trabajo y amigas, ellas son madre e hija
- jueves 08 de diciembre de 2016 - 12:00 AM
Complemento. Trabajar con la familia puede llegar a ser una experiencia única, más cuando laboras junto a la persona que te trajo al mundo: tu madre. Al ejercer la misma profesión y tener el mismo lugar de trabajo tendrás a tu madre cerca y podrás compartir más allá de lo familiar y ayudarse mutuamente en lo profesional.
Eira Vinda y su hija Eira Samanta Castillo Vinda gozan de la dicha de compartir su vocación por la enfermería y lograron encontrar ese balance que hace que sus vidas en el ámbito profesional y familiar sea simplemente perfecto. Ambas laboran en el Hospital Dionisio Arrocha, en Puerto Armuelles.
Vinda (madre), cuenta que fue una sorpresa enterarse de la decisión de Eira Samanta, pues ella nunca dijo que quería ser enfermera cuando era niña; incluso, cuando terminó la secundaria, no había decidido qué carrera estudiaría en la universidad, hasta que el día de las inscripciones llegó y decidió escoger la misma carrera que ella.
‘Para mí, más que un orgullo, fue una verdadera bendición escuchar esas palabras de mi hija, porque muchas veces los padres quieren que los hijos sean iguales a ellos y se lo imponen, pero en mi caso ella sola lo decidió', expresó muy contenta.
Dijo que para ser enfermera se necesita mucha vocación y al pasar del tiempo vio que su hija la tenía al igual que ella, por lo que su alegría creció más.
Desde niña le inculcó los valores y el amor al trabajo, pues aunque no pasaba mucho tiempo con su hija deseaba que al crecer fuera una mujer de bien.
‘No es la cantidad, sino la calidad de tiempo que le dedicamos a nuestros hijos lo que nos hace buenos padres', destacó la enfermera de 50 años.
Eira (madre), tiene 18 años laborando como enfermera y ahora asiste en la sala de operaciones, mientras que su hija, de 25 años, trabaja en el área de caballeros.
Según Eira Samanta, su madre si influyó mucho en su decisión, y aunque no lo sabía de niña, la profesión de enfermera corría por sus venas.
‘Llegué a la universidad sin noción de lo que estudiaría, pero me presentaron la carrera y recordé todo lo que mi madre me contaba y me decidí por la enfermería', dijo al asegurar que su madre siempre fue un pilar fundamental en su formación como enfermera, pues en ocasiones la llamaba de madrugada para que le explicara algunos términos y conceptos que ella no comprendía.
La joven dice que en la universidad la molestaban y decían que iba bien porque su madre ya la había adiestrado en la enfermería.
‘Mi madre siempre estuvo ahí incondicionalmente', sostuvo.
Estas dos profesionales aseguran que, a pesar de verse muy poco en casa, en el trabajo se han vuelto cómplices, compañeras y amigas. ‘Cuando no almorzamos, cenamos juntas y conversamos bastante, somos amigas', dijeron.