Infidencias y confidencias del 10 de Mayo del 2014

Flojera. Se supo que hay mucha vagancia en el Cajetón, en Clayton, donde cierran a las 4:00 p. m.; pero el funcionario que otorga los paz y salvo dice que solo tramita hasta las 3 p. m. ¿Quién pone orden?

Glotón. Me dicen que el que ya anda afilando las garras para volver, esta vez por vía de la Constituyente, es el Manchigua. ¡Menos soltar la papa!

Metro o pirata. Se supo que por los lados del metromania a una secre del mandamás le quitaron un carro, que ella se asignó para uso personal. El necio pregunta si andará en metro o en piratas.

SOS. Me piden desde la entidad de la gotera que le diga al mandamás que pare los despidos y traslados sin justificación porque los funcionarios no son responsables de que la gallera perdiera las elecciones. ¡Ay, padre!

Bárbara. Me contaron que Anita, la del jardín de rosas, aseguró que ella no usó recursos del estado en el oriente de la Altiva, solo del despacho de la ‘first lady’. ¿Cómo así?

Promesa. Me mandan a preguntarle a Roxi en qué quedó la promesa de la extensión de horarios en los parvularios municipales, que hasta en cuña se dijo. ¿Publicidad engañosa?

Culpa. Desde el Palacio Bolívar me reportan que al segundo al mando en el área de las solemnidades se le ha visto desde el lunes pasado cabizbajo y preocupado. Hasta se le escucha repetir Alex, Alex. ¡Ay, padre!

Milagroso. Hablando del Bolívar, me preguntan si Pacha hace milagros por lo que hizo por esos lares, pues apenas triunfó un funcionario muy enfermo, se recuperó, volvió a trabajar y ahora hasta baila samba, culiquitaca y más.

Hip, hip. Me cuentan que en la tierra de Nele Kantule hay un padrastro que tras perder las elecciones, se le ha visto más ‘happy’ que nunca. ¡Si el mar se volviera ron..!

Cartitas. Me preguntan si la fiebre de la botadera en Chitrelandia se trasladó a los municipios de la tierra de Lucas Bárcenas y a la city.

Temor. Hablando de cartas de despedidas, me cuentan que por la institución de las carriolas y los bloques hay una lista negra. ¡Tiembla, tierra!

Pájaro en mano. Se supo que la Desalmada puso su barba en remojo, porque antes de la derrota ya había vuelto por los pasillos de la casa de Méndez Pereira. Ya sabía lo que venía.