La nueva gerencia de Tocumen, S.A. ha adelantado algunas de las medidas y proyectos que ejecutará para que nuestra principal puerta de entrada, que ofrece a millones de personas la primera imagen de nuestro país, siga modernizándose con obras materiales y mejores servicios, entre ellos, la construcción de la tercera pista de aterrizaje y de un hotel de primera línea, que pueda hospedar conferencias y eventos internacionales.
Tocumen es una empresa netamente estatal y, además, altamente rentable, gracias a la cantidad de personas que utilizan sus instalaciones, como visitantes o en tránsito hacia otros destinos y, además, es una importante fuente de empleo y de ingresos para varios miles de personas. Pero también, y desafortunadamente, es un centro en el cual pueden desarrollarse actividades ilícitas o que retratan perjudicialmente al país y que deben ser controladas con eficacia.
Parece una buena medida que los controles de la seguridad se hayan asignado al Servicio Aeronaval, el SENAN, lo que debe tener efectos positivos en los temas naturalmente asociados con el tránsito seguro de las aeronaves. Pero, además en la terminal aérea se desarrollan otras actividades, en las que participan o que dependen de otros prestadores de servicios, como es el caso de los transportistas que diariamente llevan pasajeros al aeropuerto o los traen a la ciudad.
Con el fin de que la transportación de pasajeros desde el aeropuerto se preste en forma ordenada, eficiente y segura, desde hace varias décadas esta fue concesionada a dos gremios profesionales, el Sindicato Industrial de Conductores de Taxis de Turismo y la Cooperativa Expreso Tocumen, mediante convenios celebrados entre estos y la administración del aeropuerto. Pero ese servicio que por su eficiencia y el profesionalismo de los concesionarios conviene que se mantenga bajo esas condiciones, pues contribuye a proyectar una buena imagen del país, se ha desordenado debido a la incursión de vehículos no autorizados que les disputan, en algunas ocasiones con amenazas y acciones de violencia, los espacios que les han sido asignados.
Para evitar que esa situación siga degenerando, con el consiguiente perjuicio de la buena imagen que debemos presentar, se impone que los rectores de Tocumen tomen las medidas necesarias para que el servicio sea prestado, exclusivamente, por los concesionarios autorizados que, cumpliendo las reglas especificadas en los acuerdos de concesión y mediante el pago de los derechos que se les han fijado, son los que garantizan su eficiencia y seguridad.