• viernes 14 de octubre de 2022 - 12:00 AM

Tigre vs burro amarrado 

‘La mujer del César no solo tiene que serlo, sino también parecerlo´

Sin duda, el pasado fin de semana se encendieron los motores políticos y se armó la charanga. El PRD lanzó su gente a la calle para mostrar músculo y logró inscribir a más de 51 nuevos miembros, según sus propios registros.

No obstante, llama poderosamente la atención que dicha actividad se realizó con libreta de papel y con bolígrafo en mano, mientras que el Tribunal Electoral impone a los precandidatos por la libre postulación una serie de obstáculos e instrumentos tecnológicos que dificultan y encarecen el proceso de recolección de firmas.

Desde el fallido proceso para la convocatoria a un referéndum para una nueva constitución política, hasta el proceso de revocatoria de mandato para el alcalde capitalino, pasando por las candidaturas por libre postulación; el Tribunal Electoral ha complicado y encarecido la participación ciudadana y el proselitismo para las causas ajenas al poder político.

Son estas diferencias de criterio, las que empañan y comienzan a dar forma a la mayoría de las decisiones que condicionan el contexto electoral panameño. Se trata, no sólo, de números de inscritos, sino de porcentajes que intervienen en las variables con las que se reparte el subsidio electoral, inclinando la balanza hacía un extremo.

‘La mujer del César no solo tiene que serlo, sino también parecerlo´. Sería oportuno revisar la forma como se eligen a los magistrados del Tribunal Electoral, así como al Fiscal Electoral.

Mientras dichos cargos sean elegidos por los mismos sujetos, que luego ellos regulan; y sus orígenes político-partidista sean los mismos, siempre habrá dudas sobre la imparcialidad de sus actos, en el terreno de la suspicacia.

En estos momentos la Corte Suprema de Justicia realiza las entrevistas a los aspirantes al cargo de magistrado del Tribunal Electoral que le corresponde nombrar a dicho órgano del Estado; y en paralelo, también comienza el tiro y jala, en la puja y repuja, que al final siempre termina en la extorsión política y en el qué hay pa’ mi.

Periodista