• martes 14 de junio de 2022 - 12:00 AM

Tiempos de cambios

Pocos se han atrevido a pronosticar la explosión social que se producirá,  el día que se agoten los fondos estatales 

La pandemia, las guerras y  tensiones regionales y con la creciente amenaza de una hambruna global, son solo parte de la serie de acontecimientos que hoy vivimos. Ellos juntos darán pie a profundos  cambios que agudizarán las desigualdades, hasta el punto de  hacer inviable la existencia de naciones con precarios niveles de desarrollo económico.

Como suele ocurrir, las grandes potencias poseen la capacidad necesaria para atenuar este desastre, pero su prioridad está centrada salir lo mejor librado de la catástrofe, los países pequeños quedamos a merced de esas controversias.

Ante el surgimiento de otros polos de poder, el control unilateral del planeta ya se hace insostenible, así que mientras los poderosos forcejean por la hegemonía, al resto  nos tocará esperar ver en qué bando nos metemos.

Esta realidad no parece ser tomada en cuenta por nuestros dirigentes, pues al parecer dan por sentado que la existencia del Estado panameño está asegurada por el solo hecho de consignarlo así en la Constitución política.  Mientras tanto, los gritos de desesperación producidos por la crisis aumentan por doquier, los que esperan recibir “soluciones integrales”, cuando sólo hay capacidad gubernamental para ofrecer paliativos provisionales, y de parte de los sectores políticos, “chorros” de nuevas promesas politiqueras a cambio del voto.

Pocos se han atrevido a pronosticar la explosión social que se producirá,  el día que se agoten los fondos estatales que sostienen los programas de subsidios.  Todos ponemos nuestras esperanzas en los “inagotables” ingresos provenientes  del Canal, pero ni siquiera sobre este aspecto ha sido posible construir una propuesta nacional que seguir contando con ese valioso activo.  No es suficiente la  plena coincidencia conceptual en que la  declaratoria de neutralidad del Canal lo pondría lejos de cualquier peligro, pues frente al caos institucional que vivimos, la Nación panameña pierde fuerzas para ser   garante de su propia existencia.

Pero, la fuerza de los cambios globales,  no va a esperar a  que los panameños entendamos los  peligros que afrontamos con los cambios que se aproximan, pues mientras la lucha por el control del gobierno  sea hoy el  centro de nuestro debate político,  pronosticamos que nuestro futuro como país soberano se hace más incierto.

Abogado