- sábado 22 de marzo de 2014 - 12:00 AM
¿A quién achacar la reelección de diputados?
Pedir que se prohíba la reelección de los diputados, que no sería posible para las próximas elecciones, pues se requiere de una reforma constitucional que no hay tiempo para aprobar, es, indirectamente, una confesión pública del fundado temor de que quienes ocupan esas posiciones sean reelegidos por los votantes de sus respectivas circunscripciones electorales.
La prohibición de la reelección presidencial inmediata se justifica porque bajo un régimen presidencialista, como el panameño, quienes disponen del poder y de los recursos que este maneja, especialmente si son inescrupulosos, tendrían todas las ventajas para perpetuarse en el cargo.
Esas razones, hasta hace unos años, no eran aplicables a los diputados, que tenían muy reducidas posibilidades de valerse de sus cargos para perpetuarse en ellos. Pero la realidad presente es diferente. Los actuales diputados, especialmente los afectos al Gobierno de turno, son favorecidos con recursos millonarios, mediante las inmorales partidas circuitales, abiertas o disfrazadas, y otras prebendas, para qué ‘ayudarles a reelegirse’.
Eventualmente, una reforma constitucional podría introducir normas que restringieran la reelección de los diputados. Pero para el 2014 volveremos a votar con las reglas vigentes.
Para las próximas elecciones del 4 de mayo, en las boletas de votación volverán a figurar 65 de los actuales diputados que buscan la reelección y lo único que puede impedir su prolongación en la Palacio Justo Arosemena, es que los votantes los rechacen en las urnas.
Las encuestas hechas durante el presente quinquenio legislativo han arrojado como resultado el repudio general al Órgano Legislativo y a sus integrantes, con contadas excepciones. Por consiguiente, si los votantes fueran consecuentes con esas expresiones, si acaso el 10% de los diputados debieran volver a sus curules. Sin embargo, desde ahora podemos asegurar que la mayoría regresará a seguir deshonrando la función parlamentaria. Si eso ocurre, la culpa, más que de los reelegidos, será de los electores.
*Precandidato presidencial independiente