- jueves 15 de septiembre de 2022 - 12:00 AM
Pisotear el fracaso
Panamá goza de una historia exuberante en su periodismo. Llegó hace 198 años, en 1820, la primera imprenta del Istmo, que imprimió La Miscelánea del Istmo, y en cuya cabecera se citó el artículo de la Constitución española que garantizaba la libertad de imprenta. Instrumento de propaganda, la Miscelánea del Istmo, de cuatro páginas, en formato pequeño, salió a la luz pública el 4 de marzo de 1821. Dirigido por José María Goytía, el periódico apoyó la independencia del Istmo de España y su adhesión a la Gran Colombia, regida por Simón Bolívar. Mariano Arosemena, uno de sus promotores, escribió que la publicación fue fundada para contribuir "con nuestro programa de libertad". Los propietarios del semanario y de la imprenta eran seguidores de Bolívar, quien los puso en contacto con sus amigos de Jamaica para que adquirieran el equipo.
Aunque la Corona española era la adversaria, nuestros abuelos periodistas a la carrera eligieron como epígrafe un artículo de la Constitución imperante en el Reino, el 371. "Todos los españoles tienen libertad de escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia", es el epígrafe de La Miscelánea del Istmo.
Los distraídos no se percatan del impacto de la comunicación en la hoy aldea global, en la que la audiencia lleva las riendas. Ni Marshall Mc Luhan, científico del siglo pasado y creador del concepto, pudo imaginar una aldea global con casi el 50% de los usuarios entre los 7 mil millones 444 mil pobladores de este planeta más los que están naciendo en este momento. 175.000 diarios.
Puede verse hoy con horror la prensa en línea, siempre conectada: una perturbación cósmica que busca contribuir con la desaparición de los medios tradicionales. “Da a la gente el control de tu medio: lo utilizará; no se lo des, igual te lo quitará”: es la consigna del veterano periodista y bloguero Jeff Jarvis.