- domingo 13 de febrero de 2022 - 12:00 AM
Pedreschi y la constituyente
En estos días de angustias nacionales, muchos panameños viejos y nuevos, de derecha e izquierda, capitalinos e interioranos, levantan la bandera de la CONSTITUYENTE como la solución a los problemas panameños. Carlos Bolívar Pedreschi que conoce de la materia y que tiene como respaldo dos obras de referencia, como EL PENSAMIENTO CONSTITUCIONAL DE JOSÉ DOLORES MOSCOTE (1958) y EL CONTROL DE LA CONSTITUCIONALIDAD EN PANAMÁ (1966), amén de muchas otras conferencias al respecto, nos da algunas ideas de la materia que en estos días es traída y llevada por muchos panameños.
Desde 1980, Pedreschi nos advierte:
‘Una Constitución es el documento en que las fuerzas políticas dominantes en una sociedad dada y en un momento dado, consignan, bajo la forma de normas jurídicas superiores, los valores económicos, políticos y sociales esenciales a dichas fuerzas políticas'.
‘Hay dos clases de poder constituyente: El poder constituyente originario es el que sirve para hacer una Constitución. El poder constituyente constituido es el que sirve para introducir reformas a una constitución ya hecha'.
‘De las constituciones, por naturaleza que le es propia, ni de los medios clásicos que se usen para producirlas, depende que los gobiernos sean buenos ni tampoco que sean malos. Los gobiernos buenos o malos son dependientes de los aciertos o de los desaciertos de nosotros los electores, y de la propia arcilla social'.
‘La alta tasa de desempleo y subempleos que viven los panameños, no los va a resolver una nueva Constitución. El empleo y el desempleo tiene que ver con la naturaleza de los gobiernos y con factores internos y externos de naturaleza principalmente económicos y no con la naturaleza de las constituciones'.
‘Ni la pobreza, ni la pobreza extrema que sufre la sociedad panameña, las va a resolver una Nueva Constitución'.
‘Los gravísimos problemas que confronta la Caja del Seguro Social, no los va a resolver una nueva Constitución'.
‘La solución de estos problemas debe esperarse de gobiernos y políticos capaces y no de una buena Constitución, por muy joven, democrática y coherente que esta sea. Para esto tampoco sirven los encantadores de serpientes'.
Quedan estos consejos en su libro: UNA CONCEPCIÓN DIFERENTE DEL DERECHO CONSTITUCIONAL.
CÓNSUL EN LIMA, PERÚ