- sábado 16 de abril de 2022 - 12:00 AM
Qué pasa en mi Chiriquí
En la década del 80, cuando salí de la provincia de Chiriquí con dos maletas: una donde traía la ropa y la otra: repleta de sueños de poder alcanzar una mejor calidad de vida, que me permitiera tener una movilidad social, una familia y otras cosas que no había podido obtener por limitaciones económicas familiares. Relatos como el mio, estoy seguro que a centenares de paisanos, ha sido la motivación para emigrar a la capital.
De esos tiempos de tranquilidad que vivimos en todas las comunidades chiricanas no queda nada, solo recuerdos. Sin exagerar, usted podía dormir con las puertas abiertas o simplemente colocaba picaportes o cuñas de madera y nadie siquiera intentaba entrar a sus casas. Las verjas de hierro, que ahora son comunes por allá, no eran muy conocidas, porque no eran necesarias.
Las preguntas afloran: ¿Qué ha pasado en esta pujante región en los últimos años, qué hemos dejado de hacer en los hogares con los hijos, por qué la provincia es un atractivo para el traslado de personas del mal vivir de la capital para allá?, interrogantes que no logro respuestas.
No tengo palabras para expresar la tristeza que siento cuando visito las comunidades que cuando niño y adolescente me paseaba con seguridad por ellas, sin mentir, en este momento, lo pienso para hacerlo, especialmente en horas nocturnas.
Quisiera hacerle un llamado a mis coterráneos, para que retomen ese ejemplo de nuestros antepasados, quienes a pesar de sus limitaciones económicas y académicas, nos dieron lección de educación, respeto, responsabilidad y sobre todo honradez.
PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO