• viernes 27 de enero de 2017 - 12:00 AM

Odebrechet , R. Díaz de hoy

La confesión la hizo para obtener un arreglo que le diera beneficios en el proceso que le llevaban, lo que la justicia gringa acepta

En junio de 1987, Roberto Díaz Herrera, al momento destituido por el dictador Noriega, es decir sacado de carrera para ser su relevo, empezó a hacer una delación que no le trajo ningún premio, pero confirmó lo que era un secreto a voces: que Noriega era responsable de la decapitación del perredista Hugo Spadafora y que en su casa se había terminado el fraude a favor de Ardito Barletta, lo que encendió la indignación del pueblo que enfrentó a la dictadura.

El 21 de diciembre de 2016, en Nueva York, se revela que la constructora Odebrechet confesó que era una empresa maleante y que había coimeado a funcionarios anameños para conseguir contratos. La confesión la hizo para obtener un arreglo que le diera beneficios en el proceso que le llevaban, lo que la justicia gringa acepta. Esa confesión fue lo que la vicepresidenta llamó, igual que todos, ‘un secreto a voces'. Lo mismo que la delación de Roberto Díaz. Igual que aquella vez, el pueblo se indigna y comienza una movilización contra la empresa y principalmente contra la corrupción y la impunidad.

Ya Simón Bolívar nos dijo a principio del siglo XIX que ‘la corrupción de los pueblos nace de la indulgencia de los tribunales y de la impunidad de los delitos'. Sectores del pueblo se ha ido corrompiendo y urge hacer un alto.

El miércoles pasado el Comité de Ciudadanos contra la Impunidad (CCI) convocó una manifestación que, desde mi óptica, movilizó más gente de las que mis expectativas tenían y las consignas, abrazadas por los participantes, eran una censura al pésimo manejo del Ministrio Público para llevar los procesos, entre lo que ha estado el no querer investigar los contratos de Odebrechet, lo que trasciende ser una línea del presidente de la República, que -cual político tradicional- finca esperanzas de trascender, haciendo mega obras que ha confiado a Odebrechet, lo cual frena a la procuradora, salida del Consejo de Seguridad, es decir, subalterna de él por 6 meses, antes de que la designara en el cargo. También hay percepción de que su equipo ha recibido coimas de Odebrechet ahora o cuando fue aliado de Martinelli.

Esperemos que CCI pueda consolidar un liderazgo amplio, que en forma incluyente siga incorporando ciudadanos decentes a las movilizaciones y con sutileza se filtre a los que carecen de aprecio popular, porque en estos tiempos, a diferencia de 1987, la ciudadanía está escaldada de los politiqueros que los han defraudado y no los soportan.

La corrupción de Odebrechet seguirá aflorando y seguro que la de muchos otros, lo que debe conducir a preparar el reemplazo de estos especimenes politiqueros, en la coyuntura electoral del 2019 y, con candidatos potables, principalmente independientes, se vaya a un proceso constituyente que nos dé una nueva República.

Exprecandidato presidencial

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