- viernes 16 de noviembre de 2012 - 12:00 AM
La novela de Las Garzas
La novela protagonizada por Ricardo Martinelli y Juan Carlos Varela está lejos de finalizar. Una larga trama hace que la audiencia se mantenga en suspenso continuo y sienta la necesidad de ver hasta el último capítulo. Amor y odio son los dos sentimientos que sin duda enfrentan los personajes principales de esta historia, llevada a la pantalla chica y a las portadas de los periódicos nacionales, para aderezar la oferta política panameña con episodios realmente apasionantes y a la vez viscerales. En el primer capítulo ambos empresarios tenían muchas cosas en común, entre ellas, relaciones comerciales, mensajes políticos y una crítica dura a la gestión de la expresidenta Mireya Moscoso.
Una vez sepultaron a la viuda de Arnulfo Arias Madrid, vino una etapa de oposición ‘light’ a la gestión de gobierno de Martín Torrijos, al tiempo que firmaban el famoso pacto de Pesé, en el que acordaban, de palabra, que a un año de las elecciones de 2009, el que marcara primero en las encuestas sería la cabeza de la nómina; mientras que el otro sería el vicepresidente en una eventual alianza opositora frente al entonces oficialista PRD. A medida que pasaba el tiempo, Martinelli endurecía su discurso frente a Torrijos, mientras que Varela hacía propuestas que gustaban; sin embargo, la figura del presidente de Cambio Democrático sería el que repuntaría finalmente en las encuestas.
Como en política no hay sorpresas sino sorprendidos, el pacto de Pesé quedó en nada. Varela, tercero en las encuestas, nunca declinó; mientras Martinelli mostraba a todas luces que tampoco cumpliría en caso contrario. La desconfianza terminó minando una relación conveniente, que evidentemente poseía matices de agrado y simpatía entre ambos. Pero como en toda historia, siempre se introducen elementos discordantes que tensan las relaciones interpersonales, en este caso específico, fueron las ansias de poder absoluto las que distanciaron a este dúo que logró, en política, hacerse de una concentración de fuerza sin precedentes en la era democrática panameña, a través de un acuerdo alcanzado en la embajada gringa.
Que si son socios, amigos, colegas o adversarios políticos es lo de menos, aquí prima el interés por sentarse o mantenerse en la silla presidencial. Ambos conocen las mieles dulces del poder, de manera que la confrontación será inevitable a medida que se acerque el periodo electoral y se calienten los motores políticos. Esta contienda entre Martinelli y Varela, para asombro de los entendidos, presenta a un PRD petrificado y cómplice de intereses ajenos. Por un lado, a la actual dirigencia del PRD se le vincula con Martinelli, mientras que a los ‘dinosaurios’ perredistas se les asocia con Varela. La trama continúa entre el amor, el odio y los intereses personales de los dos protagonistas de esta novela.
*PERIODISTA