• viernes 01 de abril de 2016 - 12:00 AM

A un metro de distancia

La empresa del Metro Bus se fue sin pena ni gloria. Aun nadie sabe, a ciencia cierta, quiénes eran sus verdaderos dueños  

Algunos le llaman anarquía, yo prefiero llamarle negociado. Movilizar a más de un millón y medio de personas diariamente en las zonas de Panamá Centro, Norte, Este y Oeste, resulta lucrativo.

El caos que genera el transporte público en la ciudad capital y sus periferias y los consecuentes trastornos y malestares en la vida de tal cantidad de personas, solo se puede justificar si uno es parte del negocio.

La empresa del Metro Bus se fue sin pena ni gloria. Aun nadie sabe, a ciencia cierta, quiénes eran sus verdaderos dueños. Se habló de coimas, de negociados, de participaciones accionarias. Lo único cierto, es que el Estado indemnizó a la enorme flota de ‘Diablos Rojos', estuvieran o no en funcionamiento; hoy están de vuelta en las calles.

En medio de todo, aparecen los ‘busitos piratas', la mayoría nuevos y bien acondicionados. Una campaña bien orquestada trata de satanizarlos por su situación legal e informalidad. Desde luego, no es un modelo correcto ni ordenado de transporte público, más aún, porque carece de regulaciones y normas. Sin embargo, el panameño de a pie lo ve de otra forma, siente que le resuelve uno de sus principales problemas.

Y qué decir del servicio de transporte selectivo. Un taxi en cualquier sitio de la ciudad de Panamá y periferias, es toda una ruleta rusa. Uno no sabe si lo van a dejar montarse al vehículo, si lo transportan, si le van a robar o si lo violan o matan. Es una tragedia. Pero cómo si fuera poco, nadie sabe la tarifa que le van a cobrar.

Las largas filas, los insultos, empujones y golpes que el usuario del transporte público recibe a diario, se refleja en la productividad, calidad de vida, salud y entorno familiar. No importa cuánto se crezca económicamente; si un país no cuenta con un sistema de transporte público eficiente, sanidad básica y servicios de salud acorde a su situación financiera; lo más seguro es que gobierne la corrupción.

Periodista

 

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