• sábado 07 de diciembre de 2024 - 12:00 AM

La necesaria gobernabilidad

“Los momentos de crisis son aquellos en donde lo viejo no termina de marcharse y lo nuevo no termina de llegar” (Antonio Gramsci)

Al pasar de las últimas décadas, hemos podido constatar cómo las cúpulas de la partidocracia se ha repartido el poder político. La repartición se ha dado sin ningún mecanismo de control ciudadano y ante la ausencia agravada de institucionalidad.

También, al pasar de los años, la calidad de vida de la gran mayoría de la población panameña del campo y de la ciudad, se deteriora cada día más.

La “empresa criminal conjunta” que secuestró al país durante el gobierno Cortizo-Carrizo, ha dejado un lastre social que nos permite comprobar cuán decididos estuvieron a no permitir que los hombres y mujeres de nuestro país nos beneficiaramos de los progresos alcanzados por la humanidad.

Entre el 2019 y el 2024, ¿cuántos panameños murieron por hambre? ¿Dónde fueron a parar los más de 150 mil millones de balboas, para una población de escasos cuatro millones y medio de habitantes?

Por negligencia del Ministerio Público, nadie ha sido aún sindicado, encausado, señalado, responsabilizado por ello, a la fecha. Ni tampoco, ninguno de los chupópteros y meapilas que se llenaron de prebendas y privilegios, jugosos salarios, apartamentos y autos lujosísimos, villas de playa, hatos de ganado, fincas afincadas, cuentas bancarias de nueve cifras y vaya usted a saber, a lo largo de los últimos cinco años de desgobierno.

Sin embargo, “los mismos con las mismas” pretenden que sigamos viviendo sin la gobernabilidad urgente y necesaria, en la que se tome en cuenta a la ciudadanía. La equidad y la igualdad, así como la estabilidad institucional requiéren, con urgencia, formar parte del acontecer nacional si realmente queremos consolidar la también necesaria convivencia pacífica, que algunos se recrean en querer alterarla para satisfacer sus voraces apetitos personales.

Hoy por hoy, la convivencia ciudadana en la que el pluralismo y la tolerancia convivan, son necesarios para combatir el fanatismo y el sectarismo que busca impedir -a toda costa- la necesaria unidad ciudadana para producir los cambios favorables a nuestra población.

¿Dónde fueron a parar los más de 150 mil millones de balboas, para una población de escasos cuatro millones y medio de habitantes?
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