- martes 15 de febrero de 2011 - 12:00 AM
Oro indígena y cobre extranjero
Los invasores españoles llegaron al istmo de Panamá en 1502 buscando al dios oro. Hubo uno que los puso en jaque por nueve años. Según la historia tradicional de Ngäbes y Bugles, este gran dirigente se llamaba ‘Jurakán’ (‘Viento Fuerte’). Indudablemente, se trata del conocido históricamente como ‘Urracá’. ‘Jurakán’ es el término ‘huracán’ de los indígenas Taínos del Caribe, que los Näbes y Bugles asimilaron e igualmente, durante la colonia, lo asimilaron también los españoles y pasó a formar parte del diccionario de la Real Academia.
Establecidos en Santa María La Antigua desde 1509 en la costa del Caribe, robando y secuestrando indígenas para exigir oro, en 1515 los invasores pasaron a recorrer la región suroccidental del Istmo desde las sierras de Capira hasta el Río Santamaría, donde el cacique París los derrotó. Los invasores regresaron a Santa María La Antigua.
En 1516 volvieron a Coclé y de allí a Azuero. Posteriormente, Gaspar de Espinosa recorrió el Mar del Sur y en este recorrido fue hasta el Golfo de Nicoya en Costa Rica. En esta incursión los invasores tuvieron noticias de ‘Jurakán’, del cual se decía que tenía mucho oro, pero se dieron cuenta también de que era un guerrero muy astuto.
En 1527 ‘Jurakán’ organizó una poderosa confederación de pueblos para hacerle frente a los invasores. Mediante tácticas como la del romano Fabio, no ‘Cucharilla’, sino ‘El Contemporizador’, ‘Jurakán’ logró hacer perecer al Capitán Alonso de Vargas con la mitad de su gente. Gaspar de Espinosa, Pedrarias Dávila y Francisco Pizarro, conquistador del Perú, mordieron el polvo de la derrota al enfrentársele. Por espacio de nueve años ‘Jurakán’ los mantuvo a raya. Murió de viejo en sus montañas sin que lo pudieran someter.
El cobre de los extranjeros salió a relucir cuando lo invitaron a sostener supuestas pláticas ‘amigables’ en Natá ‘de Los Caballeros’ (¿cuáles ‘caballeros’?). Así lo apresaron y lo trasladaron a Nombre de Dios desde donde pensaron enviarlo a España, pero ‘Jurakán’ se les escapó y continuó su lucha.
EL AUTOR ES EDUCADOR