Gladiadores: PAN y circo

La democracia se viste de luto. Gendarmes y proscritos pudieran unirse con políticos inescrupulosos, corruptos y terceras columnas para promover la reelección, la dictadura, el imperio.

Quienes conocen de historia saben el papel que jugaban los gladiadores contra el Imperio Romano, cuando el pensamiento de César era ley de Roma, donde los ciudadanos eran utilizados como carne de cañón para asesinarlos a mansalva por considerarlos enemigos del imperio, solo por mantener posturas u opiniones diferentes.

Recordemos que los gladiadores eran parte del pueblo opositor al régimen, por lo cual se les enviaba a ‘la arena’ en una desigual lucha, en la que generalmente eran asesinados.

En pan y circo se convirtieron esas arenas donde los adeptos al reino, fuertemente engalanados o ataviados con escudos, cascos, arreos de combate y armas, luchaban contra los gladiadores, los cuales, para salvar sus vidas, ejercitaban sus cuerpos al máximo y se convertían en atletas. Nada parecido a los presuntos ‘fanfarrones o graciadores’.

En esas arenas participaban los adeptos a la tiranía y permitían que parte de la población se ‘divirtiera’ con esa brutalidad. Algo parecido sucede en Panamá, donde el PAN y circo deslumbra a la Contraloría y la Fiscalía Electoral y pasan desapercibidas la visión y misión de sus instituciones.

Se mantiene el Programa de Ayuda Nacional (PAN), en el que mediante auditorías destaparon mal manejo de fondos, mientras que a la ciudadanía de menor ingreso (la clase media baja, pobres y paupérrimos), se le mantiene haciendo largas filas en las ferias Compita y en las ‘jumboferias’, PAN y circo, o como quieran llamarlos.

Otra prueba son las propagandas electorales, bajo la figura de publicidad estatal mientras muchas comunidades están sin agua, pero con la basura en cualquier esquina, aunque a la Autoridad de Aseo se le multiplicó el presupuesto. Ahora pretenden que sean los presos quienes recojan la basura, aún así ‘vamos bien’.

Hoy, los adeptos a la monarquía se hacen llamar gladiadores, como si las atrocidades y asesinatos protagonizados por los tiranos de Roma fueran de gratos recuerdos. Se les está cayendo la máscara y no les queda más que reconocer su verdadera identidad: bárbaros.

El pueblo panameño está abriendo los ojos. Está aprendiendo a analizar con objetividad, cónsono con la realidad. Aprobaron una ley como una camisa a la medida, para beneficio de quienes gobiernan. ¿La finalidad? Lograr la reelección principalmente de los traidores a la Patria. Hay que sopesar si escribimos de ellos como miembros del imperio o sencillamente ignorar sus nombres para no manchar la historia. Dios te salve, Panamá.

*ABOGADO