• sábado 08 de marzo de 2014 - 12:00 AM

La garra imperial y Maduro

El rompimiento de relaciones entre Venezuela y Panamá presentan ciertas aristas que debemos analizar con mucha cautela. Sin embargo, vea...

El rompimiento de relaciones entre Venezuela y Panamá presentan ciertas aristas que debemos analizar con mucha cautela. Sin embargo, veamos, estimados lectores, las aristas de los intereses creados que tienen las relaciones internacionales de Panamá: Primero, ¿a qué se debe que nuestro país se convierta en líder de las naciones americanas para que la OEA condene a Venezuela por la situación que se vive en ese país?, cuando todos sabemos que la OEA obedece ciegamente a Norteamérica. Las pruebas de ese comportamiento quedaron demostradas el 9 de Enero de 1964, cuando nuestro país solicitó la intervención de la OEA por la masacre cometida por los zonians, Policía y Ejército con un saldo de 22 muertos y más de 500 heridos. La comisión de la OEA no dijo nada y los culpables de esos hechos fuimos nosotros los panameños, por alterar el orden social. Dos, Panamá fue invadido en 1989, con el pretexto de sacar del poder al general Manuel Antonio Noriega, a solicitud de la Cruzada Civilista y también porque Estados Unidos necesitaba probar las nuevas armas: avión invisible, los rifles con mira telescópica para ver perfectamente bien los objetivos nocturnos, los rayos X que pulverizaban a los panameños, los carros de guerra que pasaban por encima de los pequeños automóviles, dejando aplastados a sus víctimas. La OEA no fue enérgica, sino pasiva con todo esto. En consecuencia, ¿por qué Panamá se encuentra conversando con todos los embajadores de la OEA para condenar a Venezuela? ¿No será que existen planes para que los gringos se apoderen del petróleo venezolano y vuelvan las transnacionales gringas con el negocio de ese recurso que Dios entregó a los venezolanos? Existen muchas otras intervenciones de la OEA que son totalmente negativas para los países de América Latina como es el caso de Cuba, que lleva más de 50 años de bloqueo, y a la OEA no le importa con la salud del pueblo cubano. Por otro lado, ¿cuál es el apuro de Martinelli en convertirse en defensor de los derechos humanos, cuando él autorizo la masacre de Bocas del Toro, con muertos, heridos y decenas de bocatoreños ciegos por causa de las balas asesinas? Otra arista, ¿qué nos puede decir el candidato presidencial del CD, sobre los muertos de San Félix y Remedios? Por último, ¿qué dice Mimito sobre la masacre de Colón? ¿Acaso Venezuela dijo algo sobre estos crímenes panameños? ¿No será que el candidato del CD está bajando en las encuestas y había que hacer algo novedoso para que los electores se fijen en él? Queda demostrado que los grandes intereses electoreros solo buscan engañar al pueblo panameño para continuar en el poder y seguir beneficiándose de los grandes negocios y sobrecostos que producen los macroproyectos. Panamá ha sufrido en carne viva las invasiones del imperio norteamericano y no podemos ahora, por intereses electoreros, apoyarlas contra nuestros hermanos latinoamericanos.

* CATEDRÁTICO UNIVERSITARIO