- lunes 24 de marzo de 2014 - 12:00 AM
Ética en tiempos electorales
La fugaz visita a Panamá del reconocido filósofo Fernando Savater propicia poner sobre el tapete el valor de la ética y de los valores que requiere toda sociedad.
El prolífico autor, cuyos libros llevó lustros recomendando, al disertar en Panamá, soltó –nada más y nada menos que en el Campus Universitario- algunas verdades de a puño que sin duda dejaron ‘con las piernas de trapo’ a más de cuatro encopetados del público asistente y a los togados académicos que asistieron.
Nos recordó a los panameños que ‘no hay ningún pueblo que haya preferido la mentira, a la verdad. La mentira, como la cobardía y la avaricia, son debilidades y nadie las valora…’ .
Hilvanó señalando que ‘el corrupto aprovecha para jugar con ventaja. El corrupto sabe que hay otros que no son corruptos y se aprovecha de esta situación’.
Lo mismo podríamos añadir nosotros sobre los mediocres, encausados por ingenieros.
Justo y preciso fue Savater también al subrayar que ‘los políticos no tienen la obligación de ser buenos, sino que les corresponde a los ciudadanos establecer límites a su gestión.
Si los políticos mandan mal, peor lo habremos hecho nosotros que los hemos elegido y no los cambiamos’. Esto me recuerda la sabia enseñanza de Simone de Beauvoir: ‘El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos’.
Y también, algo que está en toda su obra: ‘La ética es útil para distinguir entre lo bueno y lo malo’.
Y ello me hace recordar que un antiguo indio cherokee dijo a su nieto: ‘Hijo mío, dentro de cada uno de nosotros hay una batalla entre dos lobos: uno es malvado.
Es la ira, la envidia, el resentimiento, la inferioridad, las mentiras y el ego. El otro es benévolo. Es la dicha, la paz, el amor, la esperanza, la humildad, la bondad, la empatía, la verdad’. El niño pensó un poco y preguntó: ‘Abuelo, ¿qué lobo gana?’. El anciano respondió: ‘El que alimentas’.
*Constitucionalista y catedrático universitario