• jueves 13 de marzo de 2014 - 12:00 AM

Escritos objetivos y edificantes

Llevo más de medio siglo de escribir con objetividad en los distintos diarios, algunos de los cuales ya han desaparecido, y tanto aquell...

Llevo más de medio siglo de escribir con objetividad en los distintos diarios, algunos de los cuales ya han desaparecido, y tanto aquellos como los existentes han dispensado siempre las cortesías a mis colaboraciones y cuando algunos no han sido aprobados porque los abrigue algún inconveniente, no se ha hecho presente en mi ánimo ningún ceño y por el contrario, he buscado un nuevo tema para escribir, con tan buena suerte que logro recibir la admisión.

Dentro del anterior sentido enmarcado, deduzco que hay un equilibrio en el tipo de democracia que vivimos, que obedece a la relatividad para dar cabida a todas las ideas, en su acatamiento.

De lo que se trata es de respetar el sistema imperante, en que el mismo obedece a sus propios intereses, cualquiera que estos sean. Ahora bien, si alguien con espíritu de rebeldía le presenta oposición, la propia democracia, en su sentido amplio, le permite al sujeto disconforme que luche por otros medios para imponer sus ideas, sin transgredir el orden jurídico, que ya es otro tema.

Así podríamos referirnos a la cultura en general, campo de la intelectualidad y la creación artística, y encontraremos que las inquietudes del espíritu en un país determinado, tienen también sus limitaciones en que existen pautas de lo que es positivo o negativo para el desarrollo de su inteligencia.

Algunas lecturas que he confrontado con las palabras emitidas por un afamado escritor nuestro, en el sentido de que la novela está en decadencia y aunque su afirmación es amplia, no específica, no concretando el sentido a qué se refiere, su dicho sí concuerda en la dirección que pienso de que existe mucha literatura mediocre, no hay que negar su decadencia.

De lo que se trata es que cuando existe la debida responsabilidad en un gobierno para imponer una política cultural que convenga a los mejores intereses del país, no se le puede calificar de arbitrario, ya que estaría velando por los mejores intereses del pueblo. Si en un determinado país se llama a concurso los escritores nacionales para que participen en distintas secciones del mismo, las premiadas en los distintos géneros cumplen con las reglas gramaticales, pero resultan poco edificantes para la sociedad que ha de leerlas, serían de gran preocupación para un gobierno que evolucione hacia su mayor desarrollo cultural e intelectual.

En el caso particular de nuestro país, dependerá de qué tipo de gobierno tenemos que se ocupe de su mejor visión cultural y política.

* ABOGADO Y PERIODISTA