• viernes 24 de marzo de 2017 - 12:00 AM

Entre Humbert y González

En Panamá no se gana para soportar los cinismos de servidores públicos con agendas contrarias a sus funciones

En Panamá no se gana para soportar los cinismos de servidores públicos con agendas contrarias a sus funciones. El contralor Federico Hunbert fue entrevistado antes de ayer en Debate Abierto donde los presentadores, Rodríguez y Adames, con finura, dejaron en evidencia esos incumplimientos del contralor.

Uno de esos incumplimientos del contralor fue que justificó no haber iniciado auditorías a obras hechas por la empresa Odebrechet, confesa de ser delincuente, a pesar de que Rigoberto González, Procurador de la Administración, se lo recomendó porque este no le había enviado las pruebas que tenía para hacer esa solicitud.

El contralor acaso no sabe que el que tiene que buscar esas pruebas es él? La sugerencia del procurador González era, como dicen los abogados, por la ‘noticia crímine' que ha estado en la palestra en los últimos dos años. El poder que creen tener funcionarios de estos niveles los hace cínicos o no temerle al ridículo.

Pero la cereza de la entrevista fue cuando le preguntaron sobre sus intenciones a postularse por la presidencia de la república, haciéndole alusión a su presentación en la feria de David como abanderado de la cabalgata. Dijo algo así como que ni sí ni no, sino todo lo contrario. Estocada digna de un descabello taurino fue cuando le presentaron cuña radial de poco tiempo atrás donde, en la comarca ngabe, patrocinó un evento netamente de campaña política, cuña que se difundió en emisoras de regionales.

Así las cosas, fueron desgranando la mazorca, dejando en evidencia la burda gestión del contralor, entre las que estaban muchas obras que, hoy día ha empezado a auditar por la circunstancia de que la ciudadanía y los periodistas, indignados por bellaqueras de los últimos tres gobiernos, incluido este, lo han obligado a actuar, cuando debió empezar a actuar con sus facultades para objetar refrendos tales como las donaciones de los diputados y sus contratos que, por supuesto servicios profesionales, manejan como botín propio, como también debió objetar contratos a Odebrechet, ya sabiéndose que era una empresa dedicada a delitos de sobornos y blanqueo de capitales.

El Estado está colapsado. Hay denuncias contra magistrados de la Corte Suprema de Justicia, contra el presidente de la Asamblea e infinidad de diputados, contra el presidente y varios de sus ministros.

Si Humbert es un amanuense de la corrupción, incumpliendo sus deberes, por lo menos hay un funcionario como Rigoberto González que pone el dedo en la llaga y hace saltar pus y, que entiendo, está de acuerdo con un procesos constituyente, de esa que llaman originaria para diferenciarla de la falacia de la llamada constituyente paralela.

Exprecandidato presidencial

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