- jueves 15 de mayo de 2014 - 12:00 AM
Delito hediondo
Cada semana fallece en Panamá alguien por malnutrición o desnutrición. En 2011 fueron 86 personas las víctimas. La mitad corresponde a niños y bebés menores de cinco años. Algo está mal en el país del mayor crecimiento económico y de las megaobras y rascacielos que envidian propios y extraños.
La situación de la malnutrición es grave, en un país de una inequidad rampante. Gente que posee todas las ventajas y beneficios, y un sector grande, de más de un millón de personas, que no cuenta con los recursos mínimos para vivir una vida decorosa, ni nutrirse de la alimentación necesaria.
Muchos bebés nacen sin el peso que corresponde. En 2012, más de 5,000 de ellos nacieron con un peso inferior a 2 1/2 kg. Una situación muy peligrosa y que implica escasos y deficientes controles prenatales.
Botar, por lo tanto, comida no vencida, como ocurrió en Chepo es pecado terrenal y divino. Delito hediondo. No dejen a sus autores tranquilos.
Democracia a la Martinelli. En guerra avisada... Le conoce el pedigrí a cada uno de los diputados de CD. Así que ‘¡quieto!’, diputada/diputado, no puedes moverte, bajo este régimen esclavo y que tú has aceptado muerto de la risa, y con los beneficios que aquello significa.
La amenaza/advertencia/intimidación martinelliana es doble cuando se trata del diputado tránsfuga reelecto, que no se vuelve vegetariano. Ese diputado es muy hábil. Sabe cómo mueve las maracas. Sobre todo el tránsfuga: tiene la huella de cómo cruzó desde el corral perrediano, o independiente o panameñista. Es cuestión de memoria, y no se someterá con esta advertencia a repetir la travesía. Diferente será si contraría el fundamento democrático de don Ricardo.
Como sugiere Dante, Satanás está inmerso en el hielo hasta la cintura. Babea, llora y aletea. Ni para qué hablar de las torturas que sufren Casio y Brutus por haber acabado con el hombre que debía gobernar al mundo. Y peor aún es el sufrimiento de Judas.
* Filólogo y periodista