El costo de un aplauso

Entrando en la etapa final de esta campaña política, nos encontramos con verdades a medias y mucha sugestión. La mentira y la manipulación parecen adueñarse de la escena. Gente que afirma tener carácter y don de mando; otros que prometen lo que nunca hicieron cuando pudieron hacerlo; y existen también los que venden ilusiones aprovechándose de la necesidad del pueblo.

A estas alturas, lo peor que puede hacer un candidato es creer que tiene opciones cuando tiene que pagar para que le acompañen y le aplaudan. Durante el último debate presidencial organizado por la Cámara de Comercio, las turbas transportadas en los extintos diablos rojos, verdes y amarillos, cargados de necesidad humana, dejaron entrever el tipo de país que promueven algunos candidatos.

Mujeres con recién nacidos y con chiquillos al costado mostraban el otro rostro de un país que pretende convertirse en metrópolis, teniendo bolsones de miseria en un sus periferias. Por lo que cuesta una lata de leche para infantes, muchas mujeres trataban de aplaudir con la incomodidad de cargar niños en sus brazos. Es increíble la charlatanería y la arrogancia de algunas personas que se autodefinen como líderes, cuando tienen que pagar por una porra.

Para los que hemos tenido la oportunidad de vivir varios procesos electorales, los rostros humanos de la necesidad parecen ser los mismos. La tropa de choque y el funcionario, que tiene la certeza de que si no gana un candidato se queda sin trabajo, son precisamente algunas de las razones que producen hostilidad electoral.

‘Quítate tú para ponerme yo’. Parece una frase coloquial que a menudo describe las ansias de poder. La cara dura y el embuste son características que definen, en figura y fondo, la postura política de algunos candidatos. Todo lo que el dinero puede comprar, seguramente será adquirido durante este proceso electoral. No obstante, existen todavía importantes bastiones morales en nuestra sociedad, dispuestos a luchar por un mejor Panamá.

* Periodista