- jueves 29 de abril de 2021 - 12:00 AM
Ciudadanos de las calles
Cuando el ser humano vende su forma independiente de pensar, al patrón, pudiera decirse que se convierte en esclavo de quién le paga o a quien le debe favores.
Una cosa es recibir una remuneración por la labor realizada y otra que, incluso manejen tu forma de pensar, actuar, ofender y hasta mentir.
De eso se trata muchas veces la política gubernamental, en los “repartidos” político y medios de comunicación, salvó excepciones.
La mal llamada democracia y libertad de expresión se han convertido en el mayor cuello de botella sufrida por los pensadores liberales, honestos o revolucionario.
Hoy, a los hombres o mujeres que miserablemente deambulan por las calles, producto del histórico mal sistema educativo y de salud; desarrollo social y económico, se les apoda de acuerdo al medio o entidad consultante, pero muy pocas veces lo que es.
Resulta que ahora los indigentes, menesterosos, mendigos, alcohólicos, drogadictos, etc., algunos medios les denominan "ciudadanos de las calles", otra forma irrespetuosa de convencernos de que esa situación no existe, por lo tanto esas personas "no valen nada" y que todo es normal, que en país no pasa nada, donde se niega la pobreza y se entierra el pauperismo.
Lo más doloroso es que muchos de los que hoy pronuncian esos términos y lo cantan o repiten con sonoro orgullo, provienen de familias pobres, pero no pueden recordar sus raíces, porque los padres irresponsablemente les hemos ocultado nuestras peripecias y cómo, con esfuerzo y honestidad logramos llevarlos al mundo profesional.
Así como se pierde el romanticismo y hoy caso no hay poetas, se pierde la forma objetiva de decir o transmitir mensajes reales, objetivos y apegados a la realidad. Nos referimos a mensajes de quiénes tienen la obligación de ser mucho más objetivos, los periodistas.
Recordemos que si a ellos les llaman ciudadanos de las calles, también habrán ciudadanos carretilleros, ciudadanos limpiabotas, ciudadanos atracadores de los fondos públicos, ciudadanos del micrófono, en fin ¿cómo te calificarías? Dios te salve, Panamá.
Economista, educador, humanista.