- jueves 06 de octubre de 2016 - 12:00 AM
Catarsis sin impunidad
En la Grecia Antigua, la catarsis era materia de la mayor seriedad. Después de matar a su padre y acostarse con su madre a Edipo no le queda otra opción que sacarse sus ojos. La realidad es cruda, y, por lo tanto, debe ser afrontada en toda su magnitud.
Colombia vive su catarsis. Debe extirpar la locura de la guerra, la más reciente inaugurada hace 52 años, tras el asesinato del líder Jorge Eliécer Gaitán.
Los colombianos votantes a principios de este mes, en plebiscito, no validaron el acuerdo negociado por el Gobierno Santos con la guerrilla de las FARC, después de mesas de trabajo que se escenificaron La Habana durante cuatro años.
Una derrota para el presidente Santos, quien está a mitad de mandato, en el que la ponderada negociación para pacificar el país de 50 millones de habitantes es una de sus obras cimeras y que no concluye con el veredicto de las urnas.
Aunque pone en primer plano a su archirrival, el expresidente Álvaro Uribe, con quien ha protagonizado, sobre todo por cuente de la negociación, una prolongada disputa política, cuyo último forcejeo ha sido el meollo del acuerdo.
En el medio de esos dimes y diretes, están las Farc, que en su lucha contra el Estado han cometido toda clase de fechorías, desde extorsión hasta secuestro; desde asesinatos hasta crímenes de lesa humanidad, y sistemáticamente abortos, reclutamiento de niños y violaciones.
Un representativo segmento de los votantes calcula que la paz no debe significar la impunidad ni la amnistía para quienes hayan cometido estos intolerables delitos, y que el acuerdo rechazado no preveía el castigo correspondiente.
En proceso de catarsis para perfeccionar la batalla por la paz, es el momento de los colombianos de amarse, oírse comprenderse y reconciliarse entre ellos. Caminar por la paz sin impunidad.
Periodista y filólogo