- martes 03 de septiembre de 2019 - 12:00 AM
Campo santo para inmigrantes
Como cristianos que somos los naturales de nuestro pequeño país no podemos negar al prójimo, sea cual fuere su procedencia, credo y condición social y política, un pedazo de suelo para que repose después de muerto.
Pero con esto de las migraciones provenientes de todas partes del mundo, hemos tenido que enfrentar el antiguo adagio que reza oscuridad para adentro y luz para los de afuera. En el panteón de La Chorrera, por citar un ejemplo, ya no cabe un muerto, en tanto que el gobierno acaba de anunciar la construcción de un cementerio para inmigrantes.
Las dos guerras mundiales y la construcción del Canal dejaron en suelo panameño tres cementerios para sepultar inmigrantes donde reposan restos de los chinos y antillanos que trabajaron en la construcción y un tercero que acogió los cadáveres de los norteamericanos caídos en combate en otras latitudes.
Aparte del espíritu humanitario, sería de rigor preguntarse ¿qué connotaciones internacionales se derivan de una acción en la que Panamá dispone dar cristiana sepultura a un extranjero?
Se conoce que la construcción de tan singular cementerio contará con el apoyo de la Cruz Roja Internacional y vale la pena preguntarse ¿a qué institución del gobierno le competerá realizar los trámites y mantener la custodia de ese patrimonio humanitario internacional?
En un mundo azotado por delitos como el terrorismo, la trata de personas, el contrabando de órganos humanos y el tráfico de drogas, comienzan a aparecer nuevos ribetes que el estado panameño debe observar con mucha cautela.