En los años duros de la dictadura miles de panameños cerraron filas para atacar a quienes dirigían los destinos de la nación. Vieron en Estados Unidos una luz de esperanza para acabar con el clima de terror reinante. Las libertades de expresión y de prensa eran una ilusión. Los medios afines al gobierno no tenían tropiezos mientras que los de la oposición sufrían el rigor de los cierres. La libertad de tránsito estaba restringida y era la época en que con facilidad terminabas en la cárcel. Había leyes que le daban poder a ciertos funcionarios para que con solo decidirlo ordenaban tu detención. En aquellos tiempos las personas se desahogaban como podían y rogaban a Dios un milagro. Con tal de atacar a Noriega y al Partido Revolucionario Democrático publicaban en el extranjero hechos que muchas veces fueron distorsionados y aumentados.
¿Qué pasa hoy, habrá alguna similitud? En los tiempos del noriegato arremetieron en contra de los militares, el PRD y la corrupción. Hoy siento los mismos ambientes. Por los medios y las redes hay quienes aprovechan el clima de tensión para pasarle factura a los civiles corruptos, muchos de los cuales han resultado peores que los militares. Y como no hemos avanzado en erradicar la corrupción esa es la misma bandera que ondean los que están hastiados y cansados de tanda podredumbre. Es triste reconocerlo, pero frente a las amenazas a nuestra dignidad y soberanía hay quienes se montan en el mismo caballito de batalla en el que galopa Donald Trump. Y la cantaleta de los actos corruptos sobre el manejo de los dineros del Canal se adueña de los escenarios. Estos gritos de pesar son exagerados... sin fundamento. Nos asombramos con el salario del administrador del Canal, pero si le damos un vistazo a las grandes corporaciones similares a la ACP termino por concluir que no hay exageración, Lo que sucede es que el ciudadano de a pie mide esos 26 mil dólares mensuales con los 700 que recibe y allí sí que no hay lógica que valga. Así como muchos aplaudieron lo que hicieron los norteamericanos durante la invasión, hoy hay quienes le hacen reverencia a Donald Trump y eso, para mí, es inaudito, inconcebible... reprochable. Abrazos y que Dios nos bendiga.