- jueves 10 de febrero de 2022 - 12:00 AM
Amor, amar, amarse
Sería interesante conocer la vida de Cenicienta y el príncipe, y de los Cossete y Marius de Victor Hugo, quienes se mantuvieron inmortales en sus historias de amor sin que conozcamos ¿cómo se desarrolló en el tiempo? su «vivieron felices para siempre».
Amar y enamorarse son cosas diferentes, lo segundo es una etapa de lo primero que no puede perpetuarse porque constituye una etapa idílica, que muchas veces se confunde con la primera. Mediante el enamoramiento, nos permitimos conocer nuestra cara mejor.
En esa etapa idílica, se activan en nosotros unas segregaciones glandulares que producen un estado alterado de la conciencia. Resulta agradable y estimulante sentirse enamorado de una persona, se puede confundir con el verdadero amor, que es una elección de vida consciente.
Este estado es transitorio, tiene una duración de dos años a tres años. Cuando nos enganchamos en el enamoramiento y pensamos que no hay más allá, perdemos la oportunidad de poder conocer a otro ser humano en profundidad y, a la vez, a conocernos y reconocernos en la experiencia. Cuando amamos y nos amamos, crecemos interiormente.
Amar a una persona es una construcción de vida en la que muchas veces hay que comprender, aceptar, negociar, asistir, poner límites y respetar. En ese sentir y hacer se satisfacen nuestras necesidades y se crea una identidad de pareja sin dejar la individualidad.
El verdadero amor se construye día a día. Creer en el amor es un acto de fe en la humanidad. Es una decisión consciente que es ejercida en libertad. Mediante la convivencia y la experiencia, conocemos nuestra cara completa y la del sujeto de nuestro amor.
Abogada, mediadora, Coach