• jueves 28 de enero de 2021 - 12:00 AM

Adiós por pantalla

El dolor y el sufrimiento son aún mayores porque el tradicional adiós al difunto, tan necesario para su dignidad

La tragedia tiene la cara de la muerte. En Panamá, en menos de un año se han registrado por la covid 5 mil muertes, cifra fúnebre y dolorosa. En el mundo, 2 millones de personas. Súmale los casos no reportados de quienes no llegaron el hospital y no fueron contabilizados como víctimas de la enfermedad.

El dolor y el sufrimiento son aún mayores porque el tradicional adiós al difunto, tan necesario para su dignidad y aquella de sus familiares, debe realizarse a través de una pantalla de celular, computadora o tableta, cuando se dispone de tecnología digital. En nuestro medio la no conectividad afecta a la mitad de la población, si bien el 70% posee una cuenta de internet y el 96% un aparato de móvil celular.

Ritual se ha apocado y se ha distanciado. En aras del distanciamiento físico, distanciamiento social. En las acciones humanas, por su valor simbólico, es crucial el ritual. Es integrador de un grupo social, y expresa vínculos de diversa naturaleza, sea religioso, espiritual, comunitario. Y ante lo devastador de la muerte, que, como ponderó el genial Tristán, ante ella, solo morirse cabe.

Doloroso sepelio, atragantándonos de dolor, pero de lejos, con carrozas solitarias, y el difunto con una soledad anticipada, sin dolientes próximos, un puñado nada más.

Ritual de pandemia: fúnebre por calle, triste sin parangón, sombrío. Con no dolientes y con un poder que finge demostrar que solo mueren los que deben morir, que no son más de los predestinados a ese trance.

Hay quienes tratan de convencernos de que no es para tanto, que por otras enfermedades mueren más por tratamientos y cirugías mal administradas, y por sobredosis de fármacos. En el municipio mexicano de Cuautitlán Izcalli, 16 parientes que asistieron a un velatorio tuvieron en ese ritual su sentencia de muerte. Muchas familias rotas, destruidas y penando en vida por la crueldad de esta enfermedad y situaciones conexas.

El sepelio in situ es exprés, si bien trata de compensarse con una alternativa digital, incompleta y lamentable, y con un duelo demorado y accidentado, con un nudo en la garganta y sin que el dolor pueda exteriorizarse de forma debida.

Ni los difuntos se salvan de esta tragedia ni qué decir de sus dolientes.

PERIODISTA, FILÓLOGO, PROFESOR

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