Acoso bancario

Con seguridad, son muchas las personas que están siendo víctimas del acoso de bancos de la localidad, en busca de clientes a quienes engatusar con sus ‘maravillosas ofertas para solucionarnos la vida', mediante préstamos, compras de saldos de tarjetas de crédito y otras ofertas igualmente engañosas.

Que los bancos traten de pescar nuevos clientes, pues al parecer tienen sus arcas repletas de dinero, se entiende. Su negocio es invertir los de sus depositantes y lucrar con el diferencial entre los intereses pagados a ellos y los cobrados a quienes le prestan.

No hace mucho tiempo, esas entidades inundaban los medios escritos con sus ofertas. Después vinieron las famosas ‘ferias de préstamos' y ahora, sirviéndose del acceso que facilitan las redes sociales, se han volcado a enviar correos a cuanto ser humano vive y respira; pero no se conforman con uno sino que todos los días, cuando usted abre el suyo le aparecen varios mensajes ofreciéndoles ‘el oro y el moro', a cambio de que se endeude con ellos.

Para hacerse con los correos recurren a cuanto colegio profesional, asociación, sindicato o agencia de crédito exista, a las que piden o les compran los listados para usarlos en sus campañas de captación.

Para tratar de evitar su incesante bombardeo, opté por llamar a los teléfonos que suministran y solicité a los remitentes que, por favor, no me enviaran más correos. Les entró por un oído y les salió por el otro. Además, he contestado varios correos, recalcándoles que no me interesan sus ofertas y que las suspendan. Tampoco ha surtido efecto. La lluvia de mensajes, en lugar de amainar, ha aumentado.

Por eso, ahora denuncio públicamente esas campañas de acoso y pido que la Asociación de Protección al Consumidor, conmine a las entidades bancarias y a las empresas que usan métodos parecidos, a suspenderlos, cuando se les pida, so pena de multas progresivas para las reincidentes.

Abogado