Papa utiliza sus propias reglas
- jueves 13 de marzo de 2014 - 12:00 AM
F rancisco ha roto casi todas las rígidas indicaciones protocolarias, renunció a usar los clásicos zapatos colorados papales y prefirió mantener aquellos que traía desde Buenos Aires: negros, de goma y cómodos.
Eligió residir en la Casa de Santa Marta, un hotel ubicado dentro de los Jardines Vaticanos. Nunca se mudó a los aposentos pontificios del Palacio Apostólico. ‘Es como un embudo al revés, ahí se entra a cuentagotas y yo necesito vivir con gente’, explicó.
Al mismo tiempo ha privilegiado siempre el contacto directo con la gente, tanto en las audiencias generales de los miércoles como en las otras actividades públicas. En todo momento ha dado prioridad a los enfermos, a los ancianos y a los necesitados.
Eso provocó un verdadero ‘efecto Francisco’ y ha convertido al Vaticano en una especie de imán planetario.
En los primeros meses de papado la cantidad de personas asistentes a las actividades del pontífice se multiplicó por tres, en comparación con el mismo periodo de Benedicto XVI.
Bergoglio ha introducido otras novedades: celebra cada día su misa cotidiana en la capilla de la Casa Santa Marta durante la cual pronuncia un sermón que, a menudo, acapara los titulares de la prensa internacional.
Renunció a todas las características que hacen del Vaticano una corte, más propia del Renacimiento, porque, como le dijo a más de 150 cardenales apenas hace unos días, ‘entrar en la Iglesia de Roma no significa entrar en una corte’.
Promovió una profunda reforma a las estructuras de la Curia Romana, que está dando sus primeros pasos. Creó un grupo compacto de ocho cardenales de diversas partes del mundo que lo asesorasen en el gobierno de la Iglesia.
Además conformó dos comisiones, una para auditar al Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido coloquialmente como el ‘banco vaticano’, y otra para revisar las estructuras, tanto administrativas como financieras, de la Santa Sede.
Gracias a las recomendaciones de este último grupo de trabajo ordenó la creación de una nueva Secretaría de Economía, que permitirá un mayor control y vigilancia a las finanzas vaticanas.