Quería colágeno
- sábado 12 de febrero de 2022 - 12:00 AM
Cansada de los malos tratos y el desinterés de su esposo, Karina, fue dejando de ser ella y vivir para tratar de complacerlo.
Pero aunque le diera e hiciera de todo nunca era suficiente. Su esposo, que era tres años mayor que ella, no solo se sentía el papacito del barrio "El Limoso", sino que le hacía saber a Karina que tenía que dar gracias que un hombre como él, guapo y trabajador, se hubiera fijado en ella, que había llegado tarde a la repartidera de belleza.
Karina acomplejada de lo que le decía su marido, vestía con ropa ancha y pocas veces se arreglaba el cabello, y es que, cuando hacía estas cosas, en vez de recibir halagos de su esposo, recibía menosprecios. Así que al final, dejó de emperipollarse.
Hasta que un día, viendo un vídeo de motivación personal en las redes sociales, entendió que la mujer se arregla para ella. Desde ahí comenzó a vestirse mejor, y con eso comenzó a robar miradas y suspiros de muchos hombres, hasta los pelaitos la pretendían.
Entre ellos estaba Lucas, un joven de 26 años, que era todo un Ken. Karina tenía amigas que en su calentura habían estado con jovencitos, donde ellas le doblaban la edad y le contó de Lucas. Y el consejo que recibió fue agarra tu colágeno. Ella no se atrevía a quemar a su marido, menos con un ‘pelao' 15 años menor que ella, y se limitaba, aunque los encantos de Lucas la tenían suspirando.
En las noches se imaginaba cómo sería estar en los brazos del joven y Sentirse deseada era algo que hace mucho no había experimentado.
Lucas siguió insistiendo hasta que un día Karina cayó en sus garras. Karina no solo probó el pastel, sino que hasta repitió, no una, sino muchas veces. Se convirtió en su amante, pero ese romance a escondidas duró poco.
Karina y Lucas no fueron descubiertos, al contrario, fue ella que en un arranque de rabia le contó a su esposo su romance, luego de que él la humillara al decirle que era un estorbo de mujer y que ningún hombre se iba a fijar o estar con ella. Karina, sin pensarlo, le contestó: ‘es lo que tú crees, un joven de 26 años casi todas las noches me viene hacer lo que tú, como hombre, hace mucho no me haces. Con él volví a experimentar qué es tener placer.
Así que ella cortó palitos con él y lo dejó. Se a su casa, sin importar que sus familiares y amigos vieran con buenos ojos lo que ella hizo. No vio más a Lucas, pero aprendió que una mujer no debe soportar tantos desprecios, menos por alguien que prometió amarla y no supo darle su valor como mujer.