- martes 21 de febrero de 2017 - 12:00 AM
Muchos Carnavales habían pasado desde la lejana tarde en la que el jefe de Víctor anunció que necesitaba tres obreros de manos ágiles para terminar un trabajo urgente. Apuntó su índice hacia Víctor. ‘Yo mismo llamaré a su casa para avisar que usted llegará mañana', dijo el mandamás y llamó a Merlyn, la mujer de Víctor: ‘No se deje dominar por los malos pensamientos, su marido se quedará trabajando aquí en la empresa, tranquila, señora que su esposo no anda en nada malo'. Recién pasada la medianoche, Víctor y sus compañeros terminaron la obra.
‘Estos sí son de verdad, no necesitan mantequilla en las manos para trabajar como hombres, pura fibra y talento, yo mismo los voy a llevar a su casa para que le demuestren a su mujer que son buenos en el trabajo y más buenos en la cama', gritó el mandamás feliz cuando vio que habían sacado la faena antes de lo previsto', y en su carro fue casa por casa llevando a sus empleados.