Desplatado =guindado
- lunes 11 de junio de 2018 - 12:00 AM
Cuando salí a la calle con ojos de hombre caí con lo primero que vi: solo fue ver a Sharol y antojarme yo, con 20 años, de llevármela para mi casa.
En esa época ignoraba que ‘el que se enamora, pierde', y como el enamorado era yo, fui el llamado a perderlas todas, porque enseguida ella me sometió a su voluntad: tuve que cambiar mi oficina refrigerada por el pico y la pala, ya que acá ganaba más y podía pagar, aunque apurado, todos los gastos que nos caen encima cuando queremos cuca segura.
Sharol me veía como una máquina de hacer plata, solo era pedirme y pedirme, y yo, darle y darle plata; yo, que siempre había mirado con ojos toscos a los prestamistas, ahora caía en manos de ellos, relación que no podía cambiar, porque cada día mi exmujer pedía más y más, aparte de que no inventaba nada para sumar un real y echarme una mano con la luz, nada, todo me caía a mí.
‘Quiero irme para El Chirriscazo y llevarles suéteres de La Roja a todos mis primos, y quiero de los ‘legítimos, oíste, dame plata para ir al ‘mol' a comprarlos', me dijo ese domingo, cuando yo la acaricié para que me diera saladito.
Me lo negó y me exigió que saliera con el güiro por el vecindario a reunirle los verdes.
‘Déjate de eso, hoy es domingo, quiero descansar y estar contigo', le contesté, pero ella se negó rotundamente a dármelo y propuso que si le prometía la plata para los suéteres de los primitos me lo daba, si no, no.
‘Toy limpio, mami', dije con voz lastimera, y eso desató la guerra en mi hogar, Sharol andaba encarada el poquito rato que la veía, me iba al amanecer y retornaba de noche gracias a los tranques; aparte de su caradura, dejó de hacerme desayuno y almuerzo, lo que empeoró mis finanzas ya maltrechas.
Agobiado por la situación, abordé al prestamista, pero este me mostró mi estado de cuenta, en rojo por los intereses caídos, fui donde el jefe, pero también me dijo que no, porque ya debía dos.
Apenas llegué del trabajo, totalmente inmisericorde a mis comentarios acerca de algunos dolores que a menudo sentía y que eran un claro indicativo de problemas de salud mi exmujer me dijo: ‘La vieja de al lado necesita un albañil, podrías ir cuando regresas del trabajo, poco a poco y le pides un adelanto'. Decirle que no desató una discusión que fue escuchada por los vecinos, uno de ellos se me acercó más tarde para decirme que había un conocido que necesitaba con urgencia sangre de mi tipo, que era el menos común.
Enseguida, llamé al interesado, pero jamás con la intención de venderla, porque era una acción muy contraria a mis principios, y me presenté al laboratorio sin decirle nada a mi exmujer ni a mi vecino, cuya esposa le comentó a Sharol sobre ese asunto y de lo que pagaba el necesitado por esa pinta de sangre.
Apenas lo supo, mi exmujer me escribió diciéndome que ‘no le tocara ni medio centavo de la plata cobrada por mi sangre y que le vendiera dos y hasta tres o cuatro'.
No le contesté, porque yo no le había cobrado nada al familiar del enfermo. Pasé el resto del día tranquilo, porque, gracias al cielo, el capataz me vio leyendo el chat y me quitó el celular: ‘Te lo devuelvo a la salida', me dijo y eso me alivió, pero cuando llegué al hogar, Sharol me recibió con la mano abierta y ojos furiosos:
‘Suelta la paga de la sangre y por qué ch… me apagaste el teléfono, y que te salve el diablo si me has tocado un solo centavo de mi plata', gritó.
Se me revolvieron los cinco años de exigencias y le grité: ‘Qué plata de la v…'. Seguidito le metí un bofetón que fue suficiente para que la hospitalizaran tres días y a mí me guardaran dos meses acusado de intento de homicidio. La acción, a Dios gracias, me mató de raíz todo el amor insensato que le tenía.
==88 ==========
Una mujer que no pide NADA lo merece TODO.