Tenía a varias y todas estaban felices
- jueves 13 de octubre de 2022 - 12:00 AM
La poligamia es un modelo de familia que varios países consideran fuera de la ley.
No obstante, al margen de la justicia, muchas familias de este tipo son formadas, como la de Pérez Rodríguez, Adelaida y Gertrudis.
Este trío fue duramente criticado por los residentes de su barrio, cuando se enteraron de que las personas en mención no eran primos, como hicieron ver a su llegada.
Los tres eran jóvenes maestros de áreas apartadas. Cada uno trabajaba en una esquina diferente del país; nadie sabe cómo se conocieron, solo que un día Pérez sacó casa en la barriada y la fue poblado paulatinamente.
La primera en llegar fue Adelaida. La jovencita curvilínea se llevó la mirada de todos en la calle. Pérez les avisó a sus vecinos, de quienes ya era amigo, que tuvieran cuidado con su prima. Pues la estaba ayudando para que se independizara.
‘¡Jueguen vivo, piensen que es mi hermana, no se metan con ella y déjenla tranquila!', expresó Pérez.
Al tiempo, para la época de vacaciones de medio año, a Adelaida se le creí el vientre.
Una barriga que no era de sobrepeso destacaba de su admirada figura.
Todos querían saber quién era el papá de la criatura, pero como ella era muy reservada, nunca se supo hasta el día del escándalo.
Nacido el pequeño Sebastián Alessandro, la familia creció y no precisamente por él.
A la casa se sumó Gertrudis, otra prima de Adelaida y de Pérez, bien buenona, que supuestamente había llegado para ayudar con el pequeñito de nombre extenso.
El niño creció y a los dos años, ya todos acomodados en regiones educativas más cercanas, nació Alberto Pérez Rodríguez, a quien le trabaron de segundo, el nombre de su papá.
Algo sobresalía en Alberto, que tenía loquito a Pérez, lo que comenzó a despertar la envidia de Adelaida.
Como los secretos tienen fecha de caducidad, llegó Navidad y las ‘primas' alegraron el barrio con una pelea a las 12:30 de la medianoche.
Cuando todos repartían besos y felicitaciones. Debido a que los regalos de Alberto se veían más caros que los de Sebastián, Adelaida se le lanzó a Gertrudis y esta última respondió a los golpes.
Los vecinos intentaron separarlas, pero parecían poseídas, al punto que no se percataron que revelaron lo que tanto escondían.
Pérez era padre de Sebastián y de Alberto. Pese a todo lo que hacía en casa, Adelaida, Gertrudis y su hijo, quienes llegaron de últimos, se convirtieron en los favoritos ‘del sultán'.
Es que Pérez era un picaflor y logró convencer a sus hembras de crear una trieja.
El fin de semana el tema fue la comidilla de todos. Las amas de casa exigían a sus esposos que no trataran más con ese hombre pecador; poco a poco fueron apartando a Pérez, a quién no le quedó de otra que mudarse a un sitio donde nadie los conociera, donde intentara reconstruir su familia.
Calladitos, en sus mentes, los cabezas de hogar, compadres de Pérez, pensaban: ‘¡Qué suerte la que tiene ese feo!'.