Furia y dignidad: los hechos del Movimiento Inquilinario de 1925 (II parte)
- 19/10/2025 00:00
En 1925, la ciudad de Panamá fue escenario de uno de los movimientos sociales más significativos de su historia
En 1925, la ciudad de Panamá fue escenario de uno de los movimientos sociales más significativos de su historia: el Movimiento Inquilinario, una rebelión popular contra los alquileres abusivos y las condiciones infrahumanas de vivienda que afectaban a los sectores más empobrecidos. Los barrios de Santa Ana, El Chorrillo y San Felipe hervían de descontento. La población vivía hacinada en cuartos de alquiler dentro de casonas deterioradas, con escaso acceso a agua potable, servicios sanitarios casi inexistentes y estructuras en ruinas. Frente a la miseria y la indiferencia estatal, los inquilinos comenzaron a organizarse. Se formaron comités, se celebraron asambleas y surgieron redes de solidaridad. Fue un despertar colectivo: por primera vez, la clase trabajadora urbana alzó su voz en el espacio público. La decisión fue firme: dejar de pagar los alquileres injustos.
La huelga se expandió rápidamente. Cientos de familias se sumaron al paro de pagos. Se convocaron mítines, como lo muestra este comunicado de la Liga de Inquilinos: Hay mitin.
Los suscritos, miembros de “La Liga de Inquilinos”, invitamos a los compañeros, hombres y mujeres, al mitin que se celebrará esta noche a las 8 en el Parque de Santa Ana.
Panamá, octubre 10 de 1925. (Revista Cultural Lotería, 1973, p. 3)
La respuesta del gobierno fue inmediata: censura y prohibición del mitin. Así lo indica una nota enviada a Diógenes de la Rosa, miembro del comité organizador:
Panamá, 9 de octubre de 1925
Señor Diógenes de la Rosa:
Como es el suscrito quien concede permisos para estas reuniones, y no ha sido revocada la resolución que prohíbe tales actos, le informo que no será permitido el mitin en referencia. Mario Galindo T., Secretario de la Alcaldía Municipal.
Sin embargo, la efervescencia popular no se detuvo. Las calles fueron escenario de cacerolazos, marchas y protestas pacíficas. El comité reafirmó su decisión de realizar el acto:
Panamá, 9 de octubre de 1925
Señor Alcalde del Distrito:
En mi carácter de miembro del Comité de la Liga de Inquilinos, le comunico que la Liga efectuará mañana una reunión popular en el Parque de Santa Ana.
Diógenes de la Rosa
La tensión creció rápidamente. La respuesta del Estado fue brutal: represión policial, detenciones arbitrarias, heridos y al menos tres muertos. La ciudad entró en un estado de agitación. Desde la cárcel, los detenidos enviaron un comunicado que denunciaba la represión y la manipulación mediática:
Comunicado de la liga Inquilinaria– Desde la Cárcel al Proletariado Panameño Compañeros:
Os enviamos este segundo mensaje de solidaridad y aliento, los que, por defender la causa común, nos encontramos tratados como reos vulgares en las celdas inhumanas de la cárcel.
Esta es la verdad, compañeros: verdad que desmiente la confabulación entre el Ejecutivo, la prensa oficial y la burguesía.
No deseamos intervenir en la política del país, sino resolver los problemas que afectan al pueblo. Sin embargo, protestamos contra la parcialidad del presidente y sus subalternos, que han favorecido a los propietarios y criminalizado al proletariado panameño, encarcelado y masacrado. (Revista Cultural Lotería, 1973, p. 12)
Presionado por los grandes propietarios y sin capacidad de controlar la crisis, el gobierno recurrió a una medida polémica: solicitó la intervención de los marines estadounidenses. Amparado en los tratados vigentes con EE. UU., que permitían el uso de tropas para “restablecer el orden” El presidente Chiari permitió el ingreso de fuerzas extranjeras. Para muchos panameños, esto fue una traición: el Estado protegía los intereses de los poderosos en vez de escuchar al pueblo.
Las tropas estadounidenses, destacadas en la Zona del Canal, actuaron con violencia, asesinando a más de veinticinco inquilinos pobres e hiriendo a muchos más, por el simple hecho de exigir la rebaja de los alquileres. La represión se intensificó. Los marines patrullaron las calles, disolvieron manifestaciones y sofocaron el movimiento. Aunque derrotado momentáneamente, el Movimiento Inquilinario sembró una semilla: la voz del pueblo ya no podía ser ignorada.
Según Demetrio Porras (1973), durante el desarrollo del Movimiento Inquilinario, el presidente Alfaro convocó una reunión en la Presidencia con el objetivo de mediar entre los inquilinos y los propietarios. A dicho encuentro asistieron representantes de ambos sectores: por parte de los inquilinos, Cristóbal Segundo, Samuel Casís, Pío Guerrero González y F. Lara; y por parte de los caseros, Anastasio Ruíz, Carlos Muller y otros. No obstante, la conferencia fracasó debido a la intransigencia de los propietarios, a pesar de los esfuerzos del presidente por alcanzar una solución (p. 107).
El autor es miembro del Instituto de investigaciones históricas de la Universidad de Panamá.