El manejo de los conflictos en los centros escolares
- 14/12/2025 00:00
La experiencia de la Escuela para Padres reveló valiosas reflexiones surgidas del diálogo entre docentes y familias
En las propuestas planteadas en la experiencia de la iniciativa de la Escuela para Padres, se llegaron a conclusiones diversas, atendiendo al intercambio entre docentes y padres de familia y la formulación de preguntas con base en la realidad escolar. Las conclusiones que se dieron del debate académico abrieron el compás para la comprensión de las debilidades y fortalezas de la ejecución de la docencia.
El tema central del encuentro fue simple, pero con un contenido importante: “Escuchar para sanar”, una expresión profunda en la extensión de su propuesta. En la intención del lema y del proyecto, su desarrollo con sesiones fue importante para el desarrollo del año escolar.
El programa lo dirige el facilitador y lo desarrolla en un intercambio de ideas. Así se continúa con la participación de los padres. La dinámica gira ahora en torno a las frases que comúnmente se intercambian entre padre e hijo. Se procede ahora: “Para continuar, el facilitador comparte a los padres el resultado de la actividad previamente trabajada por los estudiantes (Fase I). En este caso. Las palabras que a sus hijos les gusta escuchar. Seguidamente, se les pide a los padres y madres, una vez que hayan escuchado las palabras expresadas por sus hijos, que valoren las necesidades de sus hijos ante sus expectativas como padres”.
Luego se pasa a un cierre con los padres y se establece con los familiares donde el padre acuerda un compromiso tácito con su hijo. En sí, el resultado de las palabras o gestos de los padres a sus hijos es un “mensaje de seguridad”. Es muy importante para la Escuela y para los padres debido a la relación prudente y oportuna de colegio-padre-educador. Ahora la pregunta prudente sería cuáles son los elementos distractores que merman el desarrollo intelectual del estudiante; agrego que el padre de familia sabe cuando su hijo tiene problemas académicos.
La Escuela para Padres es una alternativa que sirve de orientación. Es, sin duda, un modelo que requiere ajustarse. Esto lo pude comprobar en las dos sesiones en que he participado, donde hemos encontrado necesario hacer ajustes. Esto es lo más importante frente a la práctica de las sesiones para que surjan modificaciones.
Creo que, en un momento dado, se produzca un encuentro de los padres, hijos y docentes. Esta sería una tarea interesante; pero, antes de incursionar en ese nuevo modelo, reitero que sería lo más importante resolver las modificaciones pertinentes.
Por la experiencia de varios docentes sobre el resultado del diálogo, se concluye que el padre es el guía de las tareas del estudiante. Sin embargo, es prudente tener presente el ambiente donde se encuentra inmersa la juventud, ya que es complicado llegar a un acuerdo por el nivel en que se encuentra inmersa la juventud en estos tiempos, porque están rodeados de una espiral del sueño materialista y el sentido que la moda actúa psicológicamente en su comportamiento. Los jóvenes viven en una competencia impenitente en una sociedad consumista y digital que los aliena a costumbres extranjeras. Esto lo lleva a la quiebra de su conciencia y moral.
Existe una parte de la vida del padre y del hijo que es necesario considerar. Existe un abismo entre el comportamiento de los actuantes de la sociedad del pasado y el actual. El docente representaba antes el respeto; hoy es cuestionado y pierde su figura mediadora. ¿Antes existía más respeto? La respuesta es sí; incluso, era visto en décadas pasadas como el segundo padre y el responsable del futuro de su hijo. Ahora el amor del padre se pone en peligro y cae en el abismo de un sistema materialista que subsiste por el dinero y el suspiro infecundo de una sociedad de consumo.
También el padre de hoy es víctima del sistema. Por ello cae aferrado a no perder al hijo y termina ahogándolo al vacío con la frase y la disculpa de un amor fallido. Mi hijo tendrá todo lo que yo no recibí.
Aquí entra la función de la Escuela para Padres, que buscará frenar ese impulso paternal incorrecto. Por eso es importante que la Escuela para Padres tenga una nueva oportunidad y visión de observar, analizar y producir el cambio que el núcleo familiar necesita.
La Escuela para Padres, por lo tanto, es una alternativa que requiere apreciarla y ser instrumento de modificación. Más que un experimento, se encierra en reuniones anuales y en la búsqueda de respuesta. Sin embargo, el compromiso es compartido y los resultados serán en función del empeño, comprensión y visión de futuro.