Don Bosco: comunidad nueva, raíces profundas

Van a celebrar el aniversario con una fiesta llena de cultura y sabor.
La señora Gisella es fiel lectora del Siglo.
  • 31/05/2025 00:00

Hoy, 31 de mayo, cumplen aniversario. Vecinos cuentan la experiencia

Don Bosco tenía casi tantas comunidades como Juan Díaz, lo que hacía necesaria una nueva división político-administrativa que permitiera trabajar de manera más eficiente en beneficio de sus residentes.

Fue así como, a través de una iniciativa legislativa, se aprobó lo que luego se convirtió en la Ley 42 del 31 de mayo de 2017, creando oficialmente el corregimiento de Don Bosco, segregado del corregimiento de Juan Díaz.

La señora Gisela Melgarejo recuerda que en aquellos años las necesidades y complicaciones eran enormes. Desde hace 38 años reside en Altos de Las Acacias, y ha sido testigo fiel de la transición que convirtió a Don Bosco en un corregimiento.

“Todo esto por aquí eran manglares. Las Acacias solo llegaba hasta la calle octava. Versalles era puro manglar, había pocas áreas urbanizadas. Los buses no entraban. Era difícil movilizarse”, relata Gisela.

A partir de su segregación de Juan Díaz, Don Bosco inició un proceso paulatino de crecimiento. Un cambio positivo vino con la construcción del Corredor Sur, que impulsó el desarrollo de la zona. Versalles se transformó en un área de intenso movimiento comercial, mientras que en Costa Sur se levantó un amplio y moderno centro comercial. Ambos sectores se beneficiaron con el establecimiento de numerosos proyectos residenciales.

Todo este desarrollo, a juicio de doña Gisela, impactó de manera decisiva y positiva en el corregimiento.

“Tenemos supermercados grandes, farmacias, bancos y toda clase de comercios que nos permiten estar muy cerca de todo. Aquí en Don Bosco tenemos de todo”, asegura.

A esta infraestructura se suman centros educativos como el colegio Federico Escobar, Don Bosco College, el Instituto Profesional y Técnico Don Bosco, además del moderno complejo deportivo Roberto Kelly, que promueve la práctica masiva del deporte.

“Estoy feliz de vivir en Don Bosco, es una bendición de Dios. En muy poco tiempo se han dado tantas cosas que nos facilitan la vida, que la verdad, no hay que ir a la ciudad a buscar nada. Es un lugar tranquilo, donde se puede vivir. Somos una comunidad muy religiosa”, dice doña Gisela con una amplia sonrisa y emoción en sus palabras.

Con orgullo, atesora un recorte del diario El Siglo, publicado el 19 de agosto de 1994: un aviso pagado por un grupo inmobiliario que anunciaba el futuro desarrollo de la zona.

Sentido de pertenencia y retos

Uno de los logros sociales más importantes para los residentes del corregimiento de Don Bosco ha sido el desarrollo de un fuerte sentido de pertenencia, de identidad, de tener un lugar propio para vivir, crecer y desarrollarse.

El representante del corregimiento, Pier Janson, considera que este arraigo se ha consolidado rápidamente, gracias a que los habitantes sienten que viven en una comunidad donde conviven con vecinos y amigos.

“Aquí somos donbosqueños”, afirma Janson, aludiendo a otros gentilicios populares en la capital, como los “santaneros” en Santa Ana, los “pedregaleños” en Pedregal o los “chorrilleros” en El Chorrillo.

El representante ha enfocado su gestión en mantener a Don Bosco libre de inundaciones, un problema que se agrava con la llegada de las lluvias.

“Estamos desarrollando un plan de mitigación de inundaciones que incluye la limpieza de quebradas, tragantes de agua y el dragado de ríos en sectores como La Gallinaza y Río Tapia”, explicó Janson.

En materia de seguridad, también se adelanta un proyecto para instalar cámaras de videovigilancia en los puntos más vulnerables del corregimiento.

“Ya estamos en conversaciones con el director de la Policía Nacional y vamos a implementar este programa para brindar mayor seguridad a nuestros residentes y al público en general”, aseguró el representante.