Vuelve ese mal olor

  • 10/07/2025 00:00

Bajo el mismo título, el 4 de julio de 2013 (hace 12 años), publicamos en esta página, un artículo que semeja el acontecer actual, así como las repulsas al gobierno de turno.

Igual que ayer, hoy, semejan su desprecio hacia la población más pobre y desprotegida, los aborígenes y campesinos, a diferencia que ahora, educadores y profesionales de diferentes ramas del saber se suman a los trabajadores, contra el imperio de un desgobierno y contra la nefasta Ley 462.

Igual que ayer, bombas lacrimógenas, perdigones y hasta bala, fueron detonantes. Coincidencia o amargas diabluras de instauradores de la pobreza, humillación y desprecio hacia la población trabajadora, campesinos y aborígenes.

“Desdichadamente, -decía- como en circo: fanfarrias, bombos y platillos” de quienes gobiernan. “El espectáculo se repite con nueva audiencia, pero el mismo público.”

“Una población sumida en la pobreza, pero con aires de grandeza y esperanzas de riqueza”. Así denominaba a los corruptos y aduladores de aquella gobernanza.

Producto del desenfreno policiaco, expresaba que: “Si esto no asusta a la ciudadanía inteligente de este país, no sabría por qué razón asusta en otros países y comentan que algo huele mal.”

“Así marcha nuestro país. Un bello vestido blanco (símbolo de pulcritud que no parecieran tener) y un perfume que resiste el tiempo y la distancia, pero sin agua para bañarse y basura hasta el cuello”.

Todavía huele a sangre del hijo de Juana (aborigen) derramada en “Bocas del Tuerto”, “Chiriquieto y Coloco”, pero ahora se sumaron golpes, arrestos y torturas en casi toda la república, desde Bocas hasta Darién.

A la Asamblea, como Primer Órgano del Estado, nuestra Constitución le consagra ciertos derechos y privilegios, son roles a cumplir. Roles que puede iniciar de oficio, sea a través de la Comisión de Gobierno, Credenciales o la que corresponda, investigar la conducta de los altos funcionarios que han hecho de la nación panameña una jaula, con domadores, contra una población secuestrada. Dios te salve, Panamá.