Un País sin rumbo democrático
- 29/05/2025 00:00
Muy preocupante lo que vemos, sentimos y vivimos en Panamá. Se siente que vamos directo a una de las peores dictaduras que pueden haber pasado en América. Obviamente, pareciera haber estado anunciado desde 2017.
Quizás nadie escape a la intromisión en la vida personal o comercial (de quienes manejan el gobierno), al estilo del MAN o del gobierno de 2009/14 y la máquina “pinchadora”, donde se anunciaba públicamente se tenía el dosier de media humanidad.
La televisión nos ha mostrado como conducen, esposadas, a dirigentes que voluntariamente se reportan ante la justicia para conocer la razón de su persecución. Los nombres son irrelevantes, hoy son ellos, mañana pudiéramos ser nosotros.
Mientras a unos se les esposa y retiene presos por especulaciones o investigaciones aún inconclusas, otras personas declaradas culpables, sentenciadas y ratificadas sus condenas por la Corte Suprema de Justicia, quizás aún se le mantenga protegidos con policías del SPI y hasta fuera del País.
Se humilla a la población, al aborigen, al desprotegido económicamente, mientras políticos y empresarios corruptos, que han hecho peculado, malversado fondos públicos y abiertos actos de corrupción, se les pudiera haber nombrado en gabinete, embajadas o cualquier cargo que puedan o no desempeñar. ¡Se humilla a la población!
Quieren desaparecer las manifestaciones y el movimiento popular, mediante la persecución y desestabilización económica (retención del pago). Igual pretenden la desaparición del SUNTRAC.
El problema nacional no son las manifestaciones ni organizaciones gremiales. A eso le temen los corruptos. El problema fundamental es la corrupción rampante que generalmente beneficia directamente a quienes gobiernan, su parentela y compadrazgos.
Somos una población mansa, pero no mensa. Panamá vivió muertos, tuertos, ciegos y heridos en Bocas Del Toro, Chiriquí y Colón durante la administración de 2010/14 y sobrevivimos.
Desdichadamente, hoy bajo la concepción de excelsos salarios a comisionados y subcomisionados, pretenden oprimir y callar a la población, no obstante: ¿En que beneficia la fuerza excesiva sobre quienes protestan si los parientes de los uniformados tendrán los mismos perjuicios que aquellos a los que reprimen? Dios te salve, Panamá.
Economista, educador, humanista.