Un mandatario en su laberinto
- 24/10/2025 00:00
Hay dos cosas que seducen a un mandatario, los aduladores y las encuestas donde marca positivamente. Cualquiera que ‘cepille’ o le diga a un presidente lo que desea escuchar, está destinado a permanecer cerca del poder. Tal parece, que mantener animado a un jefe de Estado produce armonía y la tranquilidad que requiere para la toma de las decisiones y para el manejo de las riendas del país.
Entre la semana ajetreada y un gabinete con poco tiempo para desarrollar un pantallazo de cómo andan las instituciones del Estado, un mandatario depende siempre de lo que le informen sus ministros y directores para conocer las formalidades de cada entidad. No obstante, nada reemplaza en un gobierno a los aduladores, quienes con sus pleitesías e intrigas complementan la percepción del presidente de turno con relación a la labor del equipo de gobierno y de cómo es evaluado por parte de la población.
Es así, como al poco tiempo de haber recorrido el país en campaña electoral, un mandatario comienza a distanciarse de su criterio original, al tiempo que reduce notablemente su círculo de allegados. El cambio en la cosmovisión acerca del país, es trastocado frente a la escena en vivo y a todo color por la lucha de intereses económicos y del poder político, que convergen más allá de la comprensión y del sentido común.
Los llamados “manzanillos” asumen tal poder, que muchas veces quedan llenando y controlando los espacios de todo funcionario de mando y jurisdicción que sucumba a la presión política y a la intriga de estos personajes, que no hacen otra cosa que ensalzar al presidente y asechar a todo lo que se entrometa en sus negocios y sus intereses personales.
La lucha desde adentro comienza desde el día después de las elecciones, pasa por la toma de posesión y termina el día de la siguiente elección, durante los cinco años de gobierno. Luego viene esa soledad que rodea a los expresidentes.