¡Real visto... real muerto!
- 02/12/2025 00:00
Según nuestra moribunda tradición, celebramos la paz, la hermandad y la esperanza con las fiestas hogareñas de fin de año. Sin embargo, movidos por la fuerza de tantas promociones de tantos “baratillos, gangas y super ofertas” de la época, entramos en una especie de trance hipnótico, y le declaramos la guerra total al dinero que tocamos.
Entonces, salimos a la calle a gastar “las bonificaciones, décimos y cooperativas”, y regresaremos a casa llenos de cartuchos, “limpios”, y con una inexplicable sensación de vacío interior. Y como seguiremos encadenados a este ciclo tóxico, recibiremos el nuevo año 2026 con las mismas promesas inconclusas del año pasado.
Es claro que los deficientes gobiernos y los escándalos legislativos, liquidan el escaso optimismo con el que miles de ciudadanos salen día a día a “buscar su suerte”. ¿Sería que si apareciera un gobierno decente, cambiaríamos este comportamiento.? El problema está en las ideas que dirigen nuestros pensamientos y acciones. Luchar por no sentirnos más mal de lo que estamos, es negarnos a la realidad.
Te aseguro que nada te va a pasar si en lugar de presionarte por poner un gran “arbolito”, o reemplazar “la comilona navideña ”, por una cena sencilla. ¿Y qué ganas con semejante sacrificio? Respeto por haber dado un paso de madurez, pues aprendiste a distinguir entre lo que es necesario, y lo que sin razón “te rompe el bolsillo”.
Te debe molestar descubrir que el dinero que ahorraste durante todo el año, terminará en la cuenta de algún magnate local. Y más te deberá molestar que eso lo toleras, sólo para evitar las habladurías de tus vecinos. Para que mires con seriedad tu compromiso con tu futuro y el de tu familia, debes preocuparte por todo aquello que realmente te haga sentir bien. ¿Te hace feliz regalar tu dinero?
Como siempre, este nuevo año 2026 lo empezarás desde cero. Y lo que será peor, sin ahorros, con nuevas deudas, y con la sensación de que te “otros” te mueven a placer, y que si no te avispas, el otro año revivirás la misma película. Guarda bien tus “realitos”, porque lo que se viene encima, ¡es de terror!.