Pro ambiente
- 29/06/2025 00:00
Dios bendice a Panamá por múltiples razones y jamás, léase, jamás, nadie ose ponerlo en duda. Entre los mayores tesoros que posee están su gente y su naturaleza, amén de muchos otros preciados bienes materiales e inmateriales. Hoy cuando prácticamente cae el telón de Junio: Mes de la Naturaleza, citamos desafíos que nos involucra a todos en el binomio problema-solución, en aras de conservar y proteger, evitando el agotamiento de los ecosistemas y garantizando la sostenibilidad a largo plazo.
Iniciamos con la contaminación de residuos en diferentes formas, que inciden tanto en lo estético del país como en la salud de la población. Para muestra un botón: afectación a tomas de agua en Azuero. Todo ello, por supuesto, nos lleva a la pérdida de biodiversidad con acciones desafortunadas como la deforestación, tala indiscriminada y uso irracional de plaguicidas, etc.
En esa línea, aparece el cambio climático con inundaciones y sequías severas a bordo, con consecuencias insospechadas en limitación de la producción de alimentos y desmejoramiento de condiciones de vida de especies diversas.
Ante situaciones de esta naturaleza, la conciencia, la acción y la unidad vienen al rescate. Se trata de la asimilación de los problemas para enfrentarlos, donde debe prevalecer la responsabilidad, el cuidado del entorno, el uso racional de los recursos como el agua, la pesca, la madera; y sobre todo la participación ciudadana.
Propuestas sencillas: Arrojar la basura en su lugar, que sea la regla y no la excepción, que disfrutemos del ambiente sin dañar, que propiciemos turismo de la mano del ornato y del aseo, orgullosos de un país que nos da tanto, sin pedir nada a cambio y que, se merece todo lo bueno.
Dios bendice a Panamá por múltiples razones y jamás, léase, jamás, nadie ose ponerlo en duda. Entre los mayores tesoros que posee están su gente y su naturaleza, amén de muchos otros preciados bienes materiales e inmateriales. Hoy cuando prácticamente cae el telón de Junio: Mes de la Naturaleza, citamos desafíos que nos involucra a todos en el binomio problema-solución, en aras de conservar y proteger, evitando el agotamiento de los ecosistemas y garantizando la sostenibilidad a largo plazo.
Iniciamos con la contaminación de residuos en diferentes formas, que inciden tanto en lo estético del país como en la salud de la población. Para muestra un botón: afectación a tomas de agua en Azuero. Todo ello, por supuesto, nos lleva a la pérdida de biodiversidad con acciones desafortunadas como la deforestación, tala indiscriminada y uso irracional de plaguicidas, etc.
En esa línea, aparece el cambio climático con inundaciones y sequías severas a bordo, con consecuencias insospechadas en limitación de la producción de alimentos y desmejoramiento de condiciones de vida de especies diversas.
Ante situaciones de esta naturaleza, la conciencia, la acción y la unidad vienen al rescate. Se trata de la asimilación de los problemas para enfrentarlos, donde debe prevalecer la responsabilidad, el cuidado del entorno, el uso racional de los recursos como el agua, la pesca, la madera; y sobre todo la participación ciudadana.
Propuestas sencillas: Arrojar la basura en su lugar, que sea la regla y no la excepción, que disfrutemos del ambiente sin dañar, que propiciemos turismo de la mano del ornato y del aseo, orgullosos de un país que nos da tanto, sin pedir nada a cambio y que, se merece todo lo bueno.