Huelga pasada, secuela futura

En pocas semanas terminará el año lectivo y la situación de los docentes separados tras la huelga de 80 días por la reforma a la Ley de la Caja de Seguro Social sigue sin resolverse. Así lo reiteran los dirigentes en las manifestaciones que aún continúan.

El año escolar 2025 llega a su fin: completo en los centros privados y con un vacío evidente en las escuelas oficiales. Aunque no todos los docentes abandonaron sus aulas —sus alumnos y sus compromisos— para sumarse al movimiento, sí hubo interrupciones que afectaron el normal desarrollo de las tareas de enseñanza. Y, como casi siempre, los más perjudicados son los estudiantes, golpeados por esos grandes y pequeños cortes en la continuidad de su formación. Los docentes separados, que no atendieron los múltiples llamados de la ministra, reclaman ahora como propias las plazas que fueron cubiertas de manera transitoria durante su ausencia.

Las secuelas de aquellos 80 días fuera de las aulas no pueden medirse a la ligera, por más esfuerzos que se hagan para recuperar el tiempo perdido. En el camino quedan aprendizajes interrumpidos. En el camino también debería aprenderse algo más: que experiencias tan negativas para la formación de los alumnos —el futuro mismo del país— no pueden seguir repitiéndose.