Home run
- 31/10/2025 00:00
Vivimos en un mundo cosificado, donde frecuentemente se reduce la condición humana a una simple cosa. Durante el cuarto partido de la Serie Mundial de Beisbol 2025 entre los Dodger de Los Ángeles y los Blue Jays de Toronto, se vivió un momento esperanzador para nuestra especie, cuando Vladimir Guerrero Jr. batió un home run con uno a bordo en el Dodger Stadium, nada menos que ante los ofrecimientos del japones Shohei Ohtani, para dar vuelta a la pizarra y poner en ventaja a los canadienses.
Más allá del hecho, que enfrentaba en una Serie Mundial a dos de las máximas estrellas del beisbol mundial y al desenlace de dicho duelo, hubo una acción que añadió valor a la hazaña, y no fue dentro del terreno de juego. Un joven fanático del equipo local atrapó la pelota y acto seguido la lanzó al campo como usualmente se hace en forma de repudio, cuando el equipo contrario anota un home run.
Una simple pelota que hoy es parte de la historia del lucrativo deporte norteamericano y que su valor económico aumentará con los años en un mercado donde se pagan fortunas por objetos de colección asociados a deportistas o equipos; generó una discusión acerca de una acción espontanea que respondió al momento y a los sentimientos expresados por ese adolescente que sintió agravio por la jugada que ponía a su equipo en desventaja durante un emocionante partido de la Serie Mundial.
En momentos en que la ciencia y la vanidad buscan desplazar la esencia humana a través del desarrollo de la inteligencia artificial y del valor económico de las cosas, un chico reaccionó como ser humano, valorando en ese instante los sentimientos que produjeron en él, aquel batazo descomunal del equipo contrario.
Por más inteligencia artificial y robótica que inventen, siempre habrá espíritus rebeldes que en algún momento de sus vidas reaccionarán con el alma y expresarán sus sentimientos en un mundo que todos los días intenta cosificar la naturaleza humana.
Periodista