En política lo cierto es lo que no se ve

  • 04/07/2025 00:01

En la vida existen dos tipos de realidades, la que uno anhela y la verdad. En la instalación de la nueva junta directiva de la Asamblea Nacional surgieron muchas historias, pero en política lo cierto es lo que no se ve, el presidencialismo a su máxima expresión, erigido sobre el resto de los órganos del Estado.

José Raúl Mulino es el presidente de la República y sus operadores políticos: Ventura Vega y Jorge Ricardo ‘Ricky’ Fábrega, nunca dejaron de matraquear, zigzagueantemente, durante las horas cruciales del intenso forcejeo político.

Mulino es un experimentado constructor sin planos, lo cual, generalmente, funciona bien en un país sin orden ni planificación. Como diría el icónico y popular personaje venezolano Eudomar Santos: ‘como vaya viniendo, vamos viendo’. Lo cierto, es que no se puede ser Suiza sin los suizos, ya que primero se construye la sociedad y luego se funda el Estado. Es una cuestión de principios básicos que define el futuro exitoso o fallido de una nación.

El compinche de Ventura con los panameñistas está sobreentendido desde el día en que el propio Mulino, en reunión con las diferentes bancadas durante el periodo de transición, presentó a su asesor personal como Mulino es Ventura y Ventura es Mulino. A partir de ese momento, todos los diputados entienden que Vega es la representación de la voluntad expresa del presidente para los asuntos del Legislativo.

Fábrega, por su parte, de mayor bregar y de mejor oficio en las esferas más altas, ha sabido caminar de forma sigilosa sin que se note tanto su rastro. Tanto Vega como ‘Ricky’ Fábrega, jugaron un juego de policía bueno y policía malo en paralelo. El plan de Mulino siempre fue evitar que Ricardo Martinelli se tomara el Legislativo, que es el que aprueba la ley de amnistía y enjuicia al presidente. No se trataba de Vamos ni de los Panameñistas ni del CD ni mucho menos del PRD, el matraqueo siempre fue para neutralizar a Martinelli.